Amalio, Juan Pablo, Carlos Luis, Verde, Gustavo...
Si Julio Verne y H.G. Wells hubiesen meditado más sobre el asunto, seguro habrían llegado a la conclusión de que una foto vieja es la máquina del tiempo perfecta. No hace falta tanto cable enmarañado, ni tanta partícula subatómica, ni tanta vuelta a la velocidad de la luz para compartir nuevamente con nuestro huidizo pasado. Con sólo tomar en nuestras manos el papel descolorido viajamos inmediatamente al ayer...
Dayana, Las morochas, Aymara, Soliani, Carlos Valera...
Eso del cerebro y la memoria siempre han causado en mí una gran curiosidad. ¿Cómo puede un pedazo de carne almacenar un recuerdo? Esa pregunta me hace evocar la inquietud de los presocráticos, padres de la filosofía, quienes ante el asombro que les provocaba la vida, exclamaban perplejos: “¿Cómo la carne nace de lo que no es carne y el cabello de lo que no es cabello?”. El asombro se hace mayor al saber que han pasado ya 28 siglos desde que los presocráticos expresaran esta duda y hasta el día de hoy seguimos dando tientos por caminos aún desconocidos. De todas maneras, sea espíritu, demonio, combinación de sustancias, relación de neuronas, pequeños choques electroquímicos, lo que sea, la memoria será siempre ámbito en donde nos reconocemos para reafirmar nuestro presente.
Jenny Valera, Yadira, Rómulo, Érika, Juan Carlos...
Hace pocos días mis amigos de la adolescencia me dieron un regalo inesperado: una foto de la época del bachillerato que nos muestra como grupo de alumnos del 5to. Año del Colegio República de Venezuela, de Valera. La imagen es un instante del paseo organizado como expedición de campo para la materia Ciencias de la Tierra, realizado por los paisajes de Boconó en el año de 1991. Hoy, 15 años después, y viendo esa imagen, regreso inmediatamente a los juegos de futbolito, a las canciones de Sentimiento Muerto y Desorden Público, Charly García, Fito Páez y Miguel Ríos. A las horas dedicadas a las series de televisión, consumiéndonos en “Alf, el extraterrestre”, “Cállate Sicilia” y “Sonoclips”. A los paseos en los carros “prestados”. A las constantes ganas de que las muchachas de las otras secciones del colegio nos prestaran atención para que aceptaran una invitación al cine “Teatro Avenida”...
Franco, Yesenia, Mayela, Katiuska...
Si Julio Verne y H.G. Wells hubiesen meditado más sobre el asunto, seguro habrían llegado a la conclusión de que una foto vieja es la máquina del tiempo perfecta. No hace falta tanto cable enmarañado, ni tanta partícula subatómica, ni tanta vuelta a la velocidad de la luz para compartir nuevamente con nuestro huidizo pasado. Con sólo tomar en nuestras manos el papel descolorido viajamos inmediatamente al ayer...
Dayana, Las morochas, Aymara, Soliani, Carlos Valera...
Eso del cerebro y la memoria siempre han causado en mí una gran curiosidad. ¿Cómo puede un pedazo de carne almacenar un recuerdo? Esa pregunta me hace evocar la inquietud de los presocráticos, padres de la filosofía, quienes ante el asombro que les provocaba la vida, exclamaban perplejos: “¿Cómo la carne nace de lo que no es carne y el cabello de lo que no es cabello?”. El asombro se hace mayor al saber que han pasado ya 28 siglos desde que los presocráticos expresaran esta duda y hasta el día de hoy seguimos dando tientos por caminos aún desconocidos. De todas maneras, sea espíritu, demonio, combinación de sustancias, relación de neuronas, pequeños choques electroquímicos, lo que sea, la memoria será siempre ámbito en donde nos reconocemos para reafirmar nuestro presente.
Jenny Valera, Yadira, Rómulo, Érika, Juan Carlos...
Hace pocos días mis amigos de la adolescencia me dieron un regalo inesperado: una foto de la época del bachillerato que nos muestra como grupo de alumnos del 5to. Año del Colegio República de Venezuela, de Valera. La imagen es un instante del paseo organizado como expedición de campo para la materia Ciencias de la Tierra, realizado por los paisajes de Boconó en el año de 1991. Hoy, 15 años después, y viendo esa imagen, regreso inmediatamente a los juegos de futbolito, a las canciones de Sentimiento Muerto y Desorden Público, Charly García, Fito Páez y Miguel Ríos. A las horas dedicadas a las series de televisión, consumiéndonos en “Alf, el extraterrestre”, “Cállate Sicilia” y “Sonoclips”. A los paseos en los carros “prestados”. A las constantes ganas de que las muchachas de las otras secciones del colegio nos prestaran atención para que aceptaran una invitación al cine “Teatro Avenida”...
Franco, Yesenia, Mayela, Katiuska...
Salud a todos, viejos amigos... Y de ahora en adelante, cuando desee tenerlos cerca, abordaré esta máquina del tiempo para darnos nuevamente un abrazo cordial.
Cada foto evoca momentos, en su mayoría buenos.Todos, además de querer salir bien, estamos en una onda de gusto y regocijo.También es la manera de tener cerca a alguien querido porque nadie guarda fotos de sus enemigos o simplemente de sus no-queridos. Esta es la razón por la que los ex-novios guardan o rompen, según sea la historia, las fotos de sus ex.
ResponderBorrarRecuerdo haber leído, a propósito de la reencarnación, la energía y el o los karmas, que una persona puede -por medio de la observación de una foto- evocar y hacer que otra viaje energéticamente de un espacio a otro.Puede sentirla cerca. Pero esto, supuestamente, agota "espiritualmente" a la persona evocada.Sin embargo, bien vale la pena visitar el pasado de vez en cuando, sin ánimo de cansar a nadie, y disfrutar con nuevos ojos la alegría del ayer. Sonríe y muévete a la derecha... eso, así!!! ahora di whisky!!!