Con la mirada puesta en el horizonte, y preparados los equipajes y las viandas, el camino se mostraba ancho y serpenteante ante la travesía por iniciar. Un talud de pensamientos detuvo el paso con el cual comenzaría su viaje. Se sentó a un lado del camino a pensar en las infinitas posibilidades de su recorrido, en los baches, en los arduos ascensos y en los entrecortados descensos. Pasaron días y meses y aún pensaba en las ventiscas, lluvias y canículas que acompañarían sus futuros pasos. Transcurrieron años y meditaba aún al lado del camino acerca de la duda que surgiría ante las posibles bifurcaciones…
Siglos después aún espera sentado, ahora en el museo de antropología, etiquetado como “Hombre de Cromagnon”…
Siglos después aún espera sentado, ahora en el museo de antropología, etiquetado como “Hombre de Cromagnon”…
Bueno si sigue esperando así se va a quedar, no hay nada como salir a buscar la cosas, para encontrarlas y obtener la recompensa justa.
ResponderBorrarHay que salir al sol, dice Fito.
ResponderBorrarOye, y el hombre de Neardenthal, ese cuentan que se fundio con el homosapiens, y que en nuestras venas corre la sangre de esos hombres misteriosos. Tambien hay quien dice que el sapiens acabo con ellos, como ha ido acabando con todo. Y es que a veces salimos a caminar, y con las botas, pisamos, sin querer queriendo, algunas cabezas.
Po eso el pensador de marras sólo llega a una que otra conclusión. Piensa y piensa, nada màs. Lo importante, claro, es pensar y no llegar a conclusiones que obliguen a cambiar la pose. En fin.
ResponderBorrary lo que nos dio la esencia de sapiens sapiens fue el lenguaje. Ese maravilloso artilugio nos diferenció del neardenthal y del cromagnon, y nos elevó a lo que somos hoy día. Cuidemos pues la evolución, no vaya a ser que involucionemos y volvamos al nomadismo y a la dura pelea por la comida. Aprendamos cada día una nueva palabra para seguir añadiendo escalones a la humanidad.
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