24 noviembre, 2006

El libro más viejo de la ULA


En la Sala de Libros Antiguos de la Universidad de Los Andes, en Mérida, se encuentra un conjunto de textos que data del siglo XVI y que muestra una gran variedad de temas: Derecho, Filosofía, Teología, Física, Medicina, Literatura, Historia... Estos volúmenes provinieron de la biblioteca del Seminario de San Buenaventura, germen de la hoy Universidad de Los Andes; textos que pertenecieron a las órdenes de los jesuitas, los dominicos, los agustinos, y de las donaciones de Fray Juan Ramos de Lora (617 volúmenes), Cándido Torrijos (2940 volúmenes), Hernández Milanés, entre otras. Esta cantidad de obras disminuyó por las guerras de Independencia y Federal, pues el papel en esos momentos tenía por prioridad la hoguera y el chopo. Uno de los más antiguos que se conserva en la ULA es un legajo al que le falta la portada y las veinte primeras páginas. Es un medio folio con cubierta de pergamino, papel basto y encuadernación primitiva. El texto está escrito en latín y realizado a dos columnas con caracteres góticos de tres cuerpos. Los doscientos folios que se conservan poseen numeración romana. Gracias a las investigaciones realizadas en la década de los setenta por Agustín Millares Carlo, basado en el texto de Juan Manuel Sánchez, Bibliografía aragonesa del siglo XVI, en donde aparece en versión facsimilar la portada del texto que nos ocupa, podemos transcribir el título del mismo, el cual es: Magistri didaci Diest questiones phisicales super Aristotelis textu(m) sigillatim om(n)es materias ta(n)ge(n)tes in quibus difficultates que in theologia alijs scientijs ex phisica pendent discusse suis lucis inseruntur. Su autor es Diego Diest y tiene por lugar y fecha de impresión a Zaragoza en 1510. El texto trata de la física de Aristóteles, de los meteoros y de la generación y corrupción del alma.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:37 a.m.

    Y ya que mencionaste "germen", ¿cómo están esos libros respecto al hongo y el cuidado? Hace poco vi unos incunables y me maravilló lo fragil de la "interfaz libro" y el cuidado que exige.
    Recordé que yo apilaba mis libros en el baño

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  2. Sería una hermosa cruzada de los especialistas en el tema de la microbiología el recorrer archivos y bibliotecas del país para preservar documentos. Hace poco oí la noticia de la UPEL, una universidad venezolana, que echó a la basura varios ejemplares de libros por su estado de contaminación. En la ULA recuerdo que la Escuela de Bioanálisis realizó un convenio con la Biblioteca para "limpiar" y preservar los libros. Es un trabajo arduo pero necesario para no perder de vista nuestro pasado

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