23 diciembre, 2008

Los libros y el amor según Don Luis Zambrano

No hay libro malo, porque siquiera un libro malo sirve de comparación o de referencia para saber que hay libros buenos, de manera que hasta el libro malo de algo sirve. Pero uno tiene que leerlo para saber que es malo. Yo me he preocupado por leer lo que presta utilidad y a lo que se le puede sacar partido.
El libro que más me gusta es el de la vida. El libro de la vida se lee solo. No hay sino que tomarlo en cuenta. Ahora me cuesta mucho leerlo. Yo veo más sin ellos. Leo un poco y me arden los ojos, entonces no aguanto. A veces mi hija me lee mientras yo observo.
Me gustaba leer algo de historia y casi siempre de mecánica. La mecánica era lo que más leía. Algo de aritmética. Estaba pendiente de los números, me gustaban. No es que yo me adelanté tanto, pero sí, me gustaban.
El libro de la vida no es para el que no sepa leer sino para el que alcance a leerlo. Para leerlo solo hay que vivir y no se puede leer la página de mañana, no más leemos la de hoy, pero podemos tratar de releer la de ayer. Pero la de mañana no. Así, usted puede leer el libro de toda una época pero no el de toda una vida.

-o-

Yo me di cuenta de que el hombre sin mujer no vale nada. Al lado de la mujer vale por once, porque uno y uno son once. En cambio uno no vale sino uno y al lado de ella, que vale diez, se completan los once.

Tomado de: Planchart Licea, Eduardo (2007) Luis Zambrano: tecnólogo popular. Mérida: ULA.

Somos lo que leemos

19 diciembre, 2008

Palabra, canto y poesía

Preguntar qué es la literatura y cuál es su naturaleza es interrogante obligada en cualquiera de los cursos de Introducción a la Literatura o de Teoría Literaria. Esta reflexión comúnmente viene acompañada de la revisión de la extensa y considerable cantidad de investigadores, desde la Antigüedad hasta nuestros días, que han intentado llegar a una definición de literatura que logre abarcar todas las posibles manifestaciones de ese arte.

El libro Palabra, canto y poesía. Orígenes de la Nueva Canción Latinoamericana: oralidad y difusión poética, escrito por José Antequera y publicado por el Fondo Editorial IPASME en el año 2008, se inserta en el corpus de obras de teoría latinoamericana que intenta indagar sobre la noción de literatura y de comprender los resortes ocultos que la mueven.

Para iniciar su labor, Antequera ubica sus puntos de vista en la Teoría Culturalista que abandona toda suposición inmanente y trascendentalista de la obra literaria, entendiéndola más como un producto cultural que pertenece a un contexto social y temporal determinados. Visto así, la literatura es entonces configurada por las concepciones, ideologías, intereses y afanes de las comunidades y no categoría restringida por academias y eruditos.

Si partimos de esa visión integradora y entendemos que todos somos parte de la cultura, la concepción clásica de literatura así como la de bellas artes se fragmenta, colapsa, y se entra de lleno en una crisis de fundamentos y conceptos. Ya la “literatura” no será lo que ha sido y en su corpus comienzan a incluirse los legados poéticos indígenas, las tradiciones populares, los refranes, los chistes, las novelas rosa y las de vaqueros, entre otras manifestaciones culturales. La condición de texto escrito como fundamento de la literatura desaparece y da paso a nuevas categorías fundadas en la función estética de la obra.

José Antequera propone en ese mismo sentido ensanchar la concepción de lo literario al incluir las canciones como manifestaciones culturales de las sociedades que ven la oralidad, a la par de la escritura, como un vehículo más de expresión poética. Así, Antequera realiza en su libro un enjundioso análisis de la Nueva Canción Latinoamericana y de sus máximos representantes (Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Alí Primera, Silvio Rodríguez, entre otros) y logra ampliar los horizontes de la literatura, incluyendo nuevos circuitos de producción (discos, cd) y nuevos circuitos de recepción (radios, conciertos) del hecho literario. En este novedoso libro, Antequera propone el estudio del movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana como parte integrante de la vanguardia literaria hispanoamericana de la década de los sesenta, afirmando entonces, más como exigencia que como sugerencia, que: “la literatura hispanoamericana ganaría espesor y profundidad si en adelante se incluyera en manuales e historias literarias lo más selecto de la canción popular” (Pág. 88).

Así, José Antequera abre una polémica que no debe pasar inadvertida en las escuelas de Letras del país: frente a una realidad que ha problematizado la noción de autor, obra e historia, los estudios literarios insisten en una perspectiva obsoleta e infértil. Es hora ya de pensar acerca de lo que un Licenciado en Letras debe estudiar: saber que existe una novela llamada Doña Bárbara, escrita por Rómulo Gallegos, o entender los procesos culturales que dan vida y significado a esa obra.

Este libro de Antequera es una muestra de lo que las escuelas de Letras del país deberían estar haciendo en estos nuevos tiempos.

13 diciembre, 2008

Palabra de Urbe


Quiero iniciar estas breves palabras acerca del libro de Roger Vilain con una confesión proferida a quemarropa: esto que ven aquí, esto que dice “Roger Vilain. Palabra de urbe. Ensayos mínimos de filosofía cotidiana, editado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes en el año 2008”, no es un libro. Es en realidad un envase que contiene un exfoliante y crema antiarrugas que rejuvenece hasta al más entrado en años. Si no lo consiguen en la librería Latina o en Tecniciencia, de seguro lo hallarán en un Farmatodo en medio de frascos de crema Ponds.

¿Por qué les digo esto? Porque el libro de Roger Vilain, Palabra de Urbe, nos cambia el alma y la mirada, hace que observemos la realidad con ojos de asombro y, cual adanes en el paraíso, nos impele a ir por el mundo nombrando nuevamente las cosas, como si las estuviéramos viendo por primera vez.

Roger Vilain nos muestra un mundo visto con ojos de niño, con ojos, nada inocentes, que nos hablan de gatos, de gavetas, de barberías, de zapatos, de mariachis, de perros, de vagabundos, nos habla sobre el fumar, sobre el mascar chicle, sobre el carnaval, sobre el teléfono celular, sobre la compañía de electricidad, sobre diversas cosas, personas, instituciones y sitios que, a simple vista, quizás nada tengan de filosófico ni literario, pero Vilain los hace motivo de reflexión agradable y profunda.

Para mí que Vilain siguió el consejo de Manuel García Morente, aquel filósofo español quien en la década de los cuarenta dictó unas conferencias en Argentina y en una de ellas dijo lo siguiente:

Para abordar la filosofía, para entrar en el territorio de la filosofía, una primera disposición de ánimo es absolutamente indispensable. Es absolutamente indispensable que el aspirante a filósofo se haga bien cargo de llevar a su estado una disposición infantil. El que quiere ser filósofo necesitará puerilizarse, infantilizarse, hacerse como el niño pequeño”. (García Morente, Manuel, Lecciones preliminares de filosofía, Argentina, Losada, 1973).

Roger Vilain, en Palabra de Urbe, es eso: un niño filósofo que hasta en el mascar chicle ve un acto para la reflexión y la discusión. Si Santa Teresa había dicho que Dios se encuentra hasta en las ollas de la cocina, Roger no se queda atrás y nos dice que en lo más sencillo y cotidiano podemos hallar la sabiduría. Él mismo confiesa su estrategia cuando dice, en la página 29 de su libro, lo siguiente:

A veces, si uno hace el esfuerzo, se percata de otras cosas. Yo, por ejemplo, salgo a la calle y me doy cuenta de pequeños accidentes, de cuestiones que pasan desapercibidas, de pliegues ínfimos que a la mayoría mantienen sin cuidado. (“Lo que dicen los pies”).

Eso es lo que hace Vilain a lo largo de 164 deliciosas páginas, las cuales recomiendo sobremanera. Gracias Roger Vilain por brindarnos unas horas gratas con tu libro y gracias también por enaltecer la producción intelectual de la Universidad Nacional Experimental de Guayana.

18 agosto, 2008

Un libro en el lugar equivocado


Esta tarde, entre los anaqueles de una librería, la intriga me invadió al hallar un libro en un lugar equivocado: encontré la "Metafísica" de Aristóteles en la sección de autoayuda. Ese hecho -en apariencia inocente y superficial- había iniciado en mí una larga reflexión. Cual Auguste Dupin en busca de la carta robada, comencé a buscar las posibles causas del incidente: ¿Un empleado de librería al que le gusta leer poco y que relacionó la "Metafísica" de Aristóteles con la de Conny Méndez? ¿Un simple problema de espacio que hizo compartir anaquel a "El caballero de la armadura oxidada", "El buho que no podía ulular" con el estagirita?

Inmediatamente evoqué una frase de Iuri Lotman que me costó entender tanto en mis estudios de postgrado. Lotman, el reconocido semiótico de la cultura, habría afirmado en un artículo titulado "El texto y la estructura del auditorio", de 1977, lo siguiente:

"Es evidente que, cuando no coinciden los códigos del remitente y el destinatario (y la coincidencia de éstos sólo es posible como suposición teórica, nunca realizable a plenitud absoluta en el trato práctico), el texto del comunicado se deforma en el proceso de su desciframiento por el receptor".

Si, según Lotman, todo texto es irremediablemente "deforme", pues la conclusión es que cada lector hace con los textos lo que su comprensión le sugiera. De ahí la polisemia, la cual reviste de múltiples significados a la literatura.

Cada vez que un lector pasa sus ojos por las líneas de un libro, en ese mismo momento reelabora la obra que ha abandonado el primer autor.

La literatura se reescribe permanentemente y quizás por eso la "Metafísica" de Aristóteles aún no ha dicho todo lo que tiene que decir. No existe, por lo visto, obra definitiva.

19 julio, 2008

Boletín del CIELA


Para leer el boletín, haz clic sobre la imagen

ÍNDICE

7
Presentación
Rosix Rincones, Roger Vilain, Diego Rojas Ajmad
y Alvaro Molina D’Jesús.

11
La literatura regional en el contexto de la globalización
Gregory Zambrano

27
Ética universal y derechos humanos
Roger Vilain

37
La necesidad de reconocimiento: ¿motor de la acción política?
Alvaro Molina D’Jesús

63
De cómo el Licenciado en Letras, siendo y no siendo, constituye una
prueba para demostrar la existencia del limbo
(Aproximación a su perfil axiológico y teleológico)
Diego Rojas Ajmad

73
Centro de Investigaciones y Estudios en Literatura y Artes (CIELA)

17 julio, 2008

UNEG inaugura centro de investigación de literatura y arte

Cinco profesores emprendedores y con ganas de difundir conocimientos sumaron esfuerzos para lograr lo que hoy es el Ciela, un lugar para el encuentro de las ideas.

Como parte del crecimiento y las aspiraciones por alcanzar un conocimiento integral se abrió la sede del Centro de Investigaciones y Estudios de Literatura y Artes (Ciela) en el módulo II de la Universidad Experimental de Guayana (UNEG). Este lanzamiento pretende ser el punto de encuentro de la diversidad en beneficio de la cultura humanística de los guayaneses.

Roger Vilain, coordinador del centro, expresó que "las expectativas son llenar cierto vacío que existe, no solamente en la región Guayana sino en el Oriente del país en relación con los estudios en ciencias sociales, en arte, en filosofía, y tratar entonces de producir conocimiento desde acá, publicar, dialogar con nuestros pares de otros institutos y tratar de ofrecer un espacio para el debate el intercambio de ideas, en relación con los quehaceres humanísticos".

Dicho espacio cuenta con la participación de los profesores Álvaro Molina, Diego Rojas, Fabiola Mendoza y Diana Gámez, que fue invitada a formar parte de este selecto grupo de emprendedores, que sueñan con darle al patrimonio de la universidad y la ciudad nuevos conceptos basados en una previa indagación.

Gran corazón

Por su parte Diego Rojas, miembro del Ciela, dijo que "estamos dando un paso más para la consolidación de la UNEG como una verdadera universidad, en el sentido de que la UNEG debe tener una formación integral del individuo no solamente en lo científico y tecnológico, sino también en lo humanístico; en este sentido el Ciela busca consolidar la investigación en literatura, arte y sobre todo tratar de que el guayanés se conozca en ese lado humano, no sólo se conozca por el lado científico y tecnológico, que se entienda que el guayanés también tiene un corazón".

Simultánea a la apertura de la sede del Ciela se hizo la presentación de un boletín informativo, el cual recoge investigaciones destacadas de los profesores. Vilain indicó con respeto a esto que "ese boletín recoge los avances de investigación de los diferentes investigadores de planta en el centro, y es un boletín que pretende erigirse como una publicación anual, que va a mantenerse en el tiempo con la idea de dar a conocer todos los avances en materia de investigación".

El coordinador explicó que esta sede no sólo es para el uso de los estudiantes y profesores de la UNEG, al contrario, pretenden que se abra a todos aquellos que quieran unirse a esta causa en beneficio del conocimiento.

También se le hizo un llamado a las distintas instituciones para que si desean colaborar puedan hacerlo acercándose hasta la casa de estudios. Sería de mucha utilidad para los investigadores material bibliográfico especializado en literatura y arte.


15 julio, 2008

Orígenes venezolanos


Selección, prólogo y cronología: Gregory Zambrano
Bibliografía: Gregory Zambrano y Yely Soler
Páginas: LXII + 762
País: Venezuela
Nº 244

La perspectiva de historiador de Arístides Rojas lo pone en el camino de comprender los procesos de la manera más exhaustiva posible. La mayor parte de sus monografías son pioneras en el sentido de organizar por primera vez la información, ofrecer la documentación que sustenta la explicación histórica, lo cual le otorga en el sentido historiográfico su impronta fundacional. De una manera novedosa establece un modelo de propuesta bibliográfica que combina, en un mismo volumen, el conjunto de recreaciones históricas, cargadas de sus elementos creativos, plenas de su propio estilo literario y las hace acompañar con los documentos que le sirvieron de base. Los “orígenes venezolanos” están asentados sobre esas investigaciones y sobre el acervo documental que le sirvió de hipotexto. En ellas se encuentra el germen de las que habrían de sucederse, tratando de dar explicación científica a los hechos del pasado y sobre todo, aportando sustentación documental para comprender e interpretar su presente. La Venezuela que ausculta, se ha reconstruido ante sus ojos a partir de los vestigios de una espacialidad y una temporalidad que corresponden a una sociedad ya desaparecida.

31 mayo, 2008

El libro como lujo

Ahora resulta, como antaño, que el libro es un artículo de lujo. Durante la colonia venezolana la escasez de libros hacía de sus dueños personas con distinción y alcurnia: la posesión de un libro era símbolo de prestigio. Hoy, el libro vuelve a ser signo de distinción debido a la administración del Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio y Cadivi: los libros fueron eliminados como artículos de primera necesidad y pasaron a la lista de artículos de lujo. Los libros entonces forman parte, según resolución publicada en Gaceta oficial del 03 de marzo de 2008, de los productos de importación que deben pasar por un largo y estorboso proceso de documentación que retrasa el cambiante y proteico comercio del libro. Junto al agua mineral y el uranio, entre otros productos, el libro importado tendrá como mínimo que pasar cuatro meses de espera por los dólares solicitados para su compra.
Esta medida, a todas luces ilógica y demencial, no tiene argumento posible que excuse a los funcionarios del ministerio. De mantener la restricción a la importación de libros, Venezuela aumentará la brecha temporal, ya de por sí enorme, entre el momento que se edita un libro en cualquier otro punto del planeta y su posible llegada a nuestro país. Por esa vía llegaremos a un autismo cultural que nos impedirá el contacto con nuestros semejantes.
Esta misma mala decisión de un gobierno la sufrió el pueblo mexicano el año de 1975. Con la excusa de incentivar la industria editorial nacional, el gobierno mexicano decretó la restricción a la importación de libros. Ante tal exabrupto Octavio Paz, Carlos Monsivais, Gabriel Zaid, Salvador Elizondo y la mayor parte de la intelectualidad mexicana comienzan una campaña de protesta que a los pocos meses hizo torcer el brazo al gobierno para revocar la medida y dejar por sentado un "contradecreto" que obligaba al Estado a la perpetua defensa del libro como bien cultural universal.
Sumando voces de protesta puede lograrse lo imposible... Y lo imposible, en este caso, es hacer entender al mundo que los libros son tan necesarios como el agua, la electricidad, el alimento, la salud...
Los libros no son un lujo; no señor.

23 mayo, 2008

El Chiquichiqui

Este video viajará por ondas electromagnéticas a través del infinito universo. Al llegar a la estrella más cercana a nuestro planeta, a 4 años luz, una civilización avanzada logrará captar y descifrar el mensaje que, cual botella en el mar, los terrícolas enviaron como pretexto para el primer contacto.

Una flota de aeronaves surcará el espacio rumbo al planeta Tierra con un discurso de paz preparado por los lingüístas extraterrestres.

Un "chiquichiqui" será lo primero en oirse cuando ocurra el encuentro.


10 mayo, 2008

Generación Y


Había oído hace pocos días la información acerca de una filóloga cubana que fue nominada por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes del mundo, ello por su decidido espíritu bloguero de expresar libremente su posición, vía electrónica, desde la isla de Cuba. En Madrid fue elegida como ganadora del Premio Ortega y Gasset 2008, mención periodismo digital, pero los funcionarios cubanos le negaron el permiso para ir a recibir el premio.
Estos datos me motivaron a revisar el blog de la cubana y averiguar por mis propios ojos la razón de tanta polémica y discordia. El resultado fue el hallazgo de un excelente blog llamado Generación Y, el cual recomiendo visitar para apreciar la realidad latinoamericana desde otros puntos de vista.

Publicaciones UNEG

09 mayo, 2008

Para una epistemología de la literatura


La revista Investigación, editada por el CDCHT de la Universidad de Los Andes (Mérida-Venezuela), en su edición número 14 correspondiente al segundo semestre del año 2006, publicó un dossier sobre el Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres” de la ULA. Allí, en una serie de entrevistas con los protagonistas del quehacer investigativo de esa institución, se desliza una polémica que gira en torno al modo de hacer ciencia en el campo humanístico. Veamos.

El profesor Víctor Bravo, miembro del Instituto y reconocido investigador, delimita sus gustos y orientaciones metodológicas de la siguiente manera:

En mi gestión (2001-2003) traté de mantener abiertas todas las puertas, pero naturalmente uno apunta hacia su postura dominante, por tanto, la vinculación literatura-filosofía, tuvo gran importancia. Me parece que actualmente, sin tener un conocimiento completo de lo que se está haciendo, hay una dominante de los estudios culturales, paraliterarios. Esta percepción viene de Estados Unidos, se desarrolló durante un tiempo de manera muy fuerte en el Doctorado de la Universidad Simón Bolívar, luego en la Universidad Central de Venezuela. Creo que ésta es una visión de la literatura importante, pero estrecha, la he valorado y cuestionado mediante un ensayo publicado en varias revistas de Estados Unidos y Europa, titulado “¿Postcoloniales, nosotros? Límites y posibilidades de las teorías postcoloniales”, disponible en Internet.

Ante estas palabras, la investigadora Carmen Díaz Orozco responde:

Es un punto de vista que respeto, sin embargo, no estaría tan de acuerdo. Al menos no en lo que a mí concierne, porque si mi interés es vincular las artes y la literatura es inevitable que el proceso me obligue a abordar la cultura. Es verdad que hay esta directriz, pero no sólo en el Instituto, también en el ámbito internacional hay una tendencia hacia los Estudios Culturales. Creo que eso es sano. Porque, finalmente ¿qué es la literatura? Es tratar de representar lo humano, y ¿lo humano no tiene que ver con la cultura? Entonces por qué establecer compartimientos estancos entre una cosa y otra. Hablar de literatura es hablar de cultura. Divorciar ambas cosas es atentar contra los procesos culturales que dan cabida a las expresiones literarias; es mi particular punto de vista. ¿Cómo hablar de la literatura del Siglo XIX sin pensar en la sociedad, en la cultura, en la imagen y en el arte que, en ese contexto, eran procesos mancomunados? No podemos ponernos unas gríngolas para sólo ver lo literario, sería, a mi juicio, desentender la totalidad del proceso.

En el fondo, esta polémica es de por sí un falso problema, pues la disyuntiva que se presenta es de diversidad de enfoques metodológicos aplicados al estudio de la literatura. La ciencia en general, y en ella se incluyen los estudios literarios, fundamenta sus procedimientos y concepciones sobre la base de tres perspectivas epistemológicas: la racionalista, la empirista y la vivencialista.

Estudiar la literatura desde un enfoque racionalista consiste en observar el objeto de estudio como un hecho universal, como una pieza del lego de los valores y esencias autárquicas que no dependen de contextos, lenguas ni autores. La posición de Víctor Bravo es racionalista.

Intentar comprender la literatura desde la perspectiva empirista, es verla como un producto cultural, identificada plenamente con su contexto, del cual le debe su definición y peculiaridad mismas. Carmen Díaz es empirista.

Un tercer enfoque, ausente por lo visto de las actividades del Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón Febres, es el del estudio vivencialista de la literatura. En él, se parte de conceptos como “sentimiento”, en vez de “comprensión”; se ve a la literatura como una actividad que permite conocernos, pero que para acceder a ese “conocimiento” se requiere de la participación de la literatura como un lector apasionado, o como un escritor más. Me atrevería a incluir a María Fernanda Palacios en este enfoque.

Estos tres enfoques epistemológicos, el racionalista, el empirista y el vivencialista, condensan todas las posibilidades de investigación, irreconciliables en sus fundamentos, pero necesarias todas ellas para entender el universo desde todos sus ángulos.

06 mayo, 2008

El hombre escindido (y II)

Para el amigo Luis

Pero el problema no sólo pervive en el imaginario de los estudiantes universitarios. Hace poco, por ejemplo, cayó en mis manos la revista Reportajes, publicación del Instituto de Investigaciones en Biomedicina y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Oriente. En su tercer número, de finales del 2007, la revista presenta un conjunto de informaciones sobre el quehacer de la investigación universitaria. En la página 26 de Reportajes encontré una opinión del Dr. Fulgencio Proverbio, jefe del Laboratorio de Bioenergética Celular del IVIC, que me hizo fruncir el ceño. En la breve entrevista titulada "En el país hay buenos científicos, pero son muy pocos", el Dr. Proverbio explica la razón por la cual existen pocos científicos en Venezuela:

La falta de interés de los estudiantes por las carreras científicas. Para ilustrar esta afirmación, Proverbio mostró cifras que indican, entre otras cosas, que para el año 1980 había 300.902 estudiantes universitarios, pero sólo el 2,5% cursaban Ciencias Básicas, mientras que en carreras como Ciencias Sociales el porcentaje era de 30,20%. Asimismo, para el año 1999 había 707.568 estudiantes universitarios, de los cuales el 1,2% cursaban Ciencias Básicas, entretanto el 40,40% se formaba en Ciencias Sociales.


Aquí estamos frente al mismo dilema antes planteado de considerar a las Ciencias Sociales, y a las humanidades, como un seudoconocimiento, como un simulacro de investigación que no alcanza la rigurosidad de las ciencias "duras". En mi opinión, es tan científico el que estudia la Literatura, el Arte o la Sociedad como el que viste de bata y vive rodeado de tubos de ensayo y cables. Quizás posean métodos y fundamentos epistemológicos distintos, pero ambos buscan la comprensión de los fenómenos que nos rodean.

Esta representación de las ciencias y las humanidades no es exclusiva de nuestro país. En España, por poner un ejemplo, encontramos en el periódico “Hoy”, del 24 de abril de 2007, una carta enviada a la redacción escrita por Juan Carlos López Santiago. La misma dice:

Hoy en día se consideran cultos a aquellas personas versadas en Historia y que saben de batallitas, los conocedores del Arte en todas sus manifestaciones, pintura, arquitectura, y además, los que escuchan la 'gran música' y diferencian a Schumann de Shubert o Stravinsky de Prokofiev, por ejemplo. Son cultos aunque no tengan ni idea de física, química o matemáticas. Sin embargo, los que nos hemos decantado por las ciencias también sabemos de humanidades, puesto que éstas se aprenden a lo largo de la vida, pero al contrario no se cumple: los que rebuznan o ladran en ciencias siempre lo harán, puesto que éstas no se aprenden en el curso de la vida, más bien al contrario, se olvidan. Además, el aprendizaje científico conlleva un esfuerzo que está a años luz del que se requiere para las humanidades.
El conocimiento de historia, filosofía o arte no digo que sea malo, incluso es más gratificante que el científico porque es más fácil, pero ¿en qué grado redunda en la sociedad? Lo que nos facilita la vida, lo que realmente genera progreso es la ciencia, nos guste o no nos guste. Quizás estén menospreciadas porque es un saber que solamente está al alcance de una élite y los que atesoramos ese conocimiento somos envidiados. Dejemos de etiquetar de cultos exclusivamente a los humanistas y reconozcamos que hay un conocimiento superior, el científico, reservado a unos pocos.


Esta “perlita” de carta fue respondida días después por el profesor Natán Guijarro, respuesta que merece ser leída en su totalidad:

En la sección de Cartas a HOY de 24 de abril se publicó una referente al concepto de cultura y quién puede arrogarse ser definido como culto o no. El firmante, el Sr. López Santiago, apela a prejuicios recurrentes en una visión maniquea entre 'ciencias' y 'humanidades', dando a entender que las primeras son 'científicas' y las segundas no. Tal vez desconozca que, según la Teoría de la Ciencia, las ciencias se dividen en tres grandes grupos: ciencias exactas, experimentales y humanas, teniendo todas ellas el carácter de 'científico'. Tan científicas son las Matemáticas o la Física como la Historia o la Sociología, por poner algunos ejemplos.
Habla, con notable desprecio, de los que «rebuznan o ladran en ciencias», olvidándose que lo mismo hacen los que rebuznan o ladran en ciencias humanas. Dice, asimismo, que el aprendizaje 'científico' está a años luz del de las humanidades. ¿En qué datos se basa? ¿Sabe, por ejemplo, la ingente cantidad de bibliografía que debe manejar un alumno que estudia Historia? ¿O los datos 'científicos' que debe estudiar para entender un simple estudio sobre un yacimiento arqueológico?La afirmación sobre la presunta 'facilidad' para aprender conocimientos humanísticos muestra nuevamente su desconocimiento del tema: Las ciencias humanas no se limitan a 'empollar' una serie de conocimientos sin aplicación práctica; hay que relacionarlos con conocimientos anteriores, insertarlos en su contexto, estudiar diversos puntos de vista..., tal como en las ciencias experimentales.Por otro lado, sí le reconozco que tal vez pueda ser más 'útil' en un momento dado descubrir la vacuna contra el cáncer, pero no por ello se puede afirmar gratuitamente que «lo que realmente da progreso es la ciencia». Ciertamente hay muchos intereses económicos envueltos que pueden enriquecer a unos cuantos, pero de qué vale todo ello si todavía no hemos aprendido a convivir con los demás, a respetar y tolerar las diferencias, evitando la guerra como única arma frente al diálogo y el entendimiento. ¿Es eso realmente progreso? Creo que no.
Además, su afirmación de que los que «se han decantado por las ciencias también saben de humanidades» resulta petulante. Podrá tener unos conocimientos básicos, pero no los instrumentos científicos para obtener una visión global, científica de un asunto. El hecho de que personalmente conozca muchos términos médicos no me convierte en médico, aunque sí me ayude a entender aspectos básicos de medicina.
Por último, las ciencias, todas, exactas, experimentales y humanas están al alcance de todos, al menos en España y no de una élite. Sin embargo, sí que resulta llamativo que en las élites de poder suelen estar ocupadas por profesionales del Derecho, Relaciones internacionales y otras ciencias humanas, no por f'ísicos ni matemáticos. En todo caso, lejos de querer atizar aquí una polémica entre distintas ciencias, reivindico el papel de la interdisciplinariedad, que parece que el señor López Santiago desconoce, es decir, la relación entre las distintas ciencias que, como sabrá, no son compartimentos estancos. Por tanto, el conocimiento es eso, conocimiento, sin categorías por prejuicios académicos que no llevan a ninguna parte.

Vemos entonces que la idea de separar las actividades científicas y humanísticas y darle superioridad a una por sobre la otra aún sigue viva y coleando. ¿Pero fue siempre así? Si recurrimos a la historia pudiéramos recordar que todo el saber humano se concentraba en una única disciplina llamada “filosofía”. La filosofía agrupaba entonces todo el saber obtenido a través de un esfuerzo racional, siguiendo las pautas de un método filosófico. Todo lo humano y lo divino era el ámbito de la filosofía, por lo que ser filósofo significaba dominar las artes de la astronomía, física, química, biología, política, ética, estética, psicología, matemática, medicina, derecho, música, gramática, geometría... Un filósofo era un aprendiz de brujo, señor en todas las artes.

Pasaron nueve o diez siglos y aún en la Edad Media la filosofía seguía conteniendo la totalidad del saber, a excepción del estudio por lo divino, que se convirtió en ámbito reservado a la Iglesia. Ya para el siglo XVIII d.C., en la era de la Ilustración, o llamado también el siglo de las luces, en contraposición al oscurantismo del medioevo, el conocimiento humano había alcanzado tan alto grado de desarrollo que ya era dificultoso que una sola persona supiese de todo. ¿Cómo conocer de tantas cosas si cada ámbito de conocimiento había acumulado tanto saber y se hacía infinito? Fue entonces cuando cada saber fue abandonando a la filosofía e hizo tienda aparte para desarrollar su conocimiento. Así nacieron las ciencias, y la filosofía, como su madre, fue quedando poco a poco sola, sólo con algunas hijas solteronas: Ontología, Metafísica, Lógica, Teoría del conocimiento, Ética y Estética.

¿Por qué quedaron estas disciplinas en el cobijo de la filosofía? ¿Qué tienen en común para no haber hecho tienda aparte? Quizás resulte más esclarecedor preguntarnos por qué las otras se fueron de la filosofía. ¿Qué tienen en común esas hijas que lograron irse? Pues la matemática, la física, la química, la astronomía, la biología, entre otras, lograron delimitar su objeto de estudio y parcelar su saber para el desarrollo investigativo; es decir, se convirtieron en ciencia. Las disciplinas que aún se mantienen en la filosofía no se han convertido en ciencia pues su metodología les hace imposible mensurar su estudio a través de datos cuantitativos; es decir, no han delimitado su objeto de estudio porque sólo pueden existir reflexionando desde el punto de vista de la totalidad, que es una de las características definitorias de la filosofía.

Este hecho quizás sea uno de nuestros dilemas fundamentales. La visión especializada a la que nos obligó la ciencia y su afán por la profundización del saber, sin tener la visión total de la filosofía, nos sumergió en un desarrollo aberrante, desigual y deshumanizado, cuyo más claro ejemplo lo es la experimentación de la ciencia atómica. Una ciencia atómica sin filosofía no es más que Hiroshima y Nagasaki.

Insistir en separar las ciencias de las humanidades no hará más que profundizar los graves problemas de valores que están fracturando a la sociedad contemporánea. Por esa razón, la educación debe retomar su función de formación integral y olvidar las erróneas ideas de formar a un bachiller en ciencias y otro en humanidades, ahora llamados bachilleres en ciencias naturales y en ciencias sociales. La universidad, en sus planes de estudio de sus diversas carreras, debe hacer otro tanto por unir nuestras dos mitades. Hay que intentar un nuevo regreso hacia esa visión integral del mundo con los llamados paradigmas inter y transdisciplinarios, basados en una nueva, y como hemos visto a la vez ya antigua, manera de pensar.

Para terminar, nada mejor que retomar las palabras de Ángel Rosenblat, quien nos aconseja acertadamente:

El conflicto entre las Humanidades y la Ciencia es un conflicto falso, nacido de pueriles pretensiones de monopolio o de supremacía. Hoy no puede pensarse en unas Humanidades que dejen de lado la grandeza humana de la Ciencia, ni en unas Ciencias tan descarnadas y asépticas que prescindan del aporte del mundo humanístico. Humanidades y Ciencias son vertientes complementarias del espíritu humano, y es urgente abrir amplios vasos comunicantes para que cada campo se fertilice y enriquezca con los tesoros del otro.

03 mayo, 2008

Sobre literatura


"En 1971 apareció un librito de un autor venezolano, Ludovico Silva, El estilo literario de Marx (México: Siglo XXI), que se tradujo al italiano en 1973. Creo que ahora es prácticamente imposible de encontrar y valdría la pena volverlo a imprimir. Silva analizaba minuciosamente toda la obra de Marx, recorriendo también la historia de su formación literaria (pocos saben que escribió también poesías, aunque, según los que las han leído, malísimas)."

Umberto Eco
. "Sobre el estilo del Manifiesto". En: Sobre Literatura. España: Random House Mondadori, 2005.

02 mayo, 2008

Historia universal de las piedras

"Dichosa la piedra dura porque esa ya no siente"
Rubén Darío

Cuando llegue el final, las piedras quedarán como únicas sobrevivientes de la hecatombe. Iniciará entonces el desmesurado correr de los siglos para que ellas evolucionen y dominen el planeta. De los instrumentos de madera pasarán a los de metal y, gracias al fuego, podrán moldear la naturaleza según sus designios. Crearán el arte (esencialmente rupestre), la religión (cuyo dios será una roca omnipresente) y las ideologías (que intentarán siempre separar unas piedras de otras).
Las piedras serán los únicos seres vivos que utilicen su inteligencia para la destrucción de sus semejantes. Crearán campos de concentración, que llamarán "canteras", como símbolo de su propia estupidez. Llegarán a un grado excelso de desarrollo tecnológico, pero con un deficiente desarrollo espiritual.
Podrán realizar viajes espaciales y enviarán piedras en la búsqueda desesperada por conseguir piedras en otros planetas; quizás con la intención de no sentirse tan sólos en el universo.
Cuando la incertidumbre, el vacío espiritual y la oquedad existencial dominen a las piedras, el eterno retorno hará accionar la cuenta regresiva de la destrucción.
En ese instante la última piedra, mientras exhala el resto de vida, pensará que de nada sirvieron tantos siglos de cultura, tantos milenios de ciencia y tecnología, para que al final de los tiempos otra especie dominara el planeta.
Todo eso pensaba la piedra mientras se balanceaba en la mano de un niño que intentaba derribar un mango con una pésima puntería.

26 abril, 2008

El hombre escindido

Cada vez que llega a mis oídos la vieja polémica entre las ciencias y las humanidades, cada vez que presencio el sempiterno dilema de determinar la superioridad de una o de otra, recuerdo inevitablemente a Medardo de Terralba, mejor conocido como el Vizconde Demediado. Ese personaje de la literatura italiana, creado a mediados del siglo XX por Ítalo Calvino, representa a un ser humano escindido, víctima de un cañonazo que lo había separado en dos mitades, las cuales se habían salvado de una manera fantasiosa y que, desde ese momento, vivían de manera independiente.

Creer que las ciencias pueden desarrollarse separadamente de las humanidades, y viceversa, es asegurar que el mundo es maniqueo y que el Vizconde Demediado puede aparecerse en cualquier rincón de una supuesta realidad cuadriculada. La modernidad, en su empeño por racionalizar y clasificar el mundo, ha intentado convertir a los seres humanos en Demediados, la razón separada de la pasión, un corazón desvinculado de su cerebro.

Decíamos que la polémica entre las ciencias y las humanidades es vieja y sempiterna aunque, para algunos, es un falso problema ya superado. Sí, es un falso problema que intenta hacer irreconciliable lo que en realidad puede verse como las dos caras de una misma moneda; pero lo que dudamos, y eso lo podemos comprobar de distintas maneras, es que esa falsa oposición haya desaparecido del imaginario social.

Oigamos por ejemplo en los pasillos de la universidad, o en sus cafetines, la velada rencilla entre los estudiantes de ingeniería y los de educación. Los primeros, los de ingeniería, desvalorando los estudios de educación argumentando que eso es muy fácil, que sólo hay que saber cortar foami y pegar cartulina para salir con una excelente nota. Los de educación, por su parte, critican los estudios de ingeniería aduciendo que eso es sólo aprenderse la fórmula y, cual máquina, dar un único resultado; es una profesión para personas carentes de creatividad, nada que una buena calculadora pueda resolver. En esta situación, que se repite en todas las universidades del país, encontramos la idea de una supuesta superioridad de la ciencia por sobre los estudios humanísticos, quedando reservada la racionalidad para la primera y la pasión para la segunda.

En este sentido, el currículo de los estudios científicos desecha toda asignatura que presuma complicidad con las artes, con la literatura, con las humanidades en general. Una materia para aprender a redactar y otra para hablar de la sociedad venezolana son más que suficientes para dar un barniz humanista a las ciencias. En definitiva, la esencia utilitarista de la pedagogía de Dewey, que da valor a lo que tiene aplicación en la realidad, hace de la humanidad una masa acrítica, descorazonada y sin perspectiva de comunión con los semejantes. Mejor lo dice Luis Beltrán Guerrero:

La ciencia –una faceta de la actividad humana- no es educadora; es instructiva. No es formadora de espíritu, es formadora de mentes, nunca de corazones, y menos de la totalidad del ser. La técnica –derivativo de la ciencia- mucho menos podría abrogarse el papel de formadora. Apenas si educadora de la mano, no alcanza a la mente ni al corazón.

18 abril, 2008

Buenas nuevas

Ya pasaron los días de abandono para con este blog y la mano, liberada un poco de los tediosos informes y cartas de trabajo, quiere regresar a teclear lo que le provoque. Y ahora que regresa, no quiere dejar pasar la buena noticia del veredicto del Concurso de Cuentos de la Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores. En el concurso premiaron a dos buenos amigos. Felicitaciones y que siga la escritura...


El veredicto le rinde honor a su nombre, y con creces. La edad promedio de los ganadores de los tres premios del Concurso de Cuentos de la Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores, es de 23 años y medio. También resultó notoria la presencia de diversas regiones del país en el cuadro final. En fin, el jurado compuesto por los reconocidos narradores venezolanos Eduardo Liendo, Federico Vegas y Oscar Marcano, otorgó los primeros premios a los siguientes cuentos y autores:

1er lugar: El cuento Curvas, enviado bajo el seudónimo Holden Caulfield, que corresponde a Fabian Alberto Coelho Castro (Mérida)

2do. Lugar: El cuento Noche Blackblue, firmado con el seudónimo A.K.A., el cual resultó ser Jesús Miguel Soto (Caracas)

3er. Lugar: El cuento A la víbora de la mar, suscrito por Pierre Menard, correspondiendo a la joven Yael Farache (Caracas)

También decidió otorgar menciones especiales a los siguientes cuentos y autores (en orden alfabético):

Decálogo del chico bueno, de Scott Anderson García Pacheco (Maracaibo)

El salto, de Leonardo Laverde Botero (Charallave)

Estrategia para matar un gato, de José Antonio Guzmán (Barquisimeto)

La cofradía del dragón, de Julio Alberto Puche Tapia (Maracaibo)


Las lunas de Venus, de Leopoldo Tablante (Caracas)

Los días remotos, de Néstor Luis Bermúdez (Mérida)


Todos estos textos formarán parte del volumen correspondiente a la presente edición del concurso.


15 marzo, 2008

¿El fin de la ideología?

Recuerdo la frenética moda, siempre recurrente, de algunos pensadores apocalípticos que nunca perdían oportunidad de anunciar el cese definitivo de los procesos culturales de la humanidad. Cual predicadores fervorosos, decretaban el fin del libro, del autor, de la historia...
De todos esos anuncios necrológicos, el del fin de las ideologías desató páginas y polémicas que alimentaron la hoguera de la controversia intelectual. A mi mente vienen unos artículos sobre el tema, unos maravillosos de Arturo Úslar Pietri, y alguna frase espléndida de Rafael Cadenas en su libro "Anotaciones".
Se decía por aquel entonces que la humanidad ya no tenía banderas, ni guías, ni posiciones que defender ya que como había cesado la confrontación política entre EE.UU. y la URSS, pues el único dilema de la humanidad era de ahora en adelante el desarrollo de su propia libertad.
Este argumento era ilustrado, en parte, con la comparación de los estudiantes universitarios contemporáneos con los de las décadas de los sesenta y setenta, ejemplo según el cual éstos adoptaban una constante actitud de crítica y combate, a diferencia de aquéllos, los estudiantes de hoy, para quienes la única preocupación consiste en su cerrado mundo de intereses particulares. De ese argumento surgió la desdichada frase: "la generación boba", frase que intentaba identificar a la vacuidad del pensamiento estudiantil.
Toda esta retahíla de palabras viene por la noticia que hace poco días vi por televisión. El deportista olímpico Haile Gebrselassie, maratonista etíope y record mundial en su especialidad, rechazó participar en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 por los altos niveles de contaminación de la ciudad donde se desarrollará la competencia. En la decisión tomada por Gebrselassie no encontramos ninguna postura política, ninguna conciencia ambiental, ningún llamado de urgencia para revertir la situación. Las únicas palabras del maratonista que explican su decisión son las siguientes: "La polución en China es una amenaza para mi salud y me será difícil correr 42 kilómetros en mi condición". Nada más. La razón es sencilla: el famoso deportista no correrá en Pekín porque le puede dar asma. Una oportunidad de oro desaprovechada para seguir con la lucha por el ambiente.
Ha triunfado nuevamente el individualismo...

08 marzo, 2008

La primera imprenta merideña

La primera imprenta que llegó a Mérida fue traída por Francisco Uzcátegui en el año de 1845. Éste la trajo de Barinas y fundó su establecimiento en la esquina donde se interceptan la Avenida 2 Lora y el “Bulevar de los Pintores”. El pueblo merideño, al enterarse de la llegada de la imprenta, salió a la calle con banderas y flores, entre gritos y fuegos artificiales a recibir tan preciada máquina. En 1846 salió de esa imprenta el primer periódico merideño, “El Centinela de la Sierra”, y también el primer libro impreso en Mérida, “Historia completa de todos los concilios ecuménicos”, publicado el mismo año de 1846. Ambas publicaciones se encuentran disponibles hoy día en la BIblioteca Febres Cordero.

02 marzo, 2008

Lunes otra vez

Lunes otra vez

Lunes otra vez, sobre la ciudad

la gente que ves vive en soledad.

Sobre el bosque gris veo morir al sol

que mañana sobre la avenida nacerá.

Calles sin color vestidas de gris,

desde mi ventana veo el verde tapiz

de una plaza que mañana morirá,

y muerto el verde sólo hierro crecerá.

Viejas en la esquina mendigan su pan

en las oficinas muerte en sociedad

todos ciegos hoy sin saber mirar

la espantosa risa de la pálida ciudad.

Lunes otra vez, sobre la ciudad

la gente que ves vive en soledad

siempre será igual, nunca cambiará

Lunes es el día triste y gris de soledad.

Charly García

El Espejo

Hacia el siglo XVIII, la zona que hoy se conoce como parroquia de El Espejo, en la ciudad de Mérida (Venezuela), estaba comprendida por grandes solares y huertas. Se cuenta que en una de esas huertas vivía una humilde anciana quien, mientras barría los alrededores de su casa, encontró un pequeño pedazo de vidrio, el cual dejaba ver al trasluz la imagen de una virgen en traje blanco, con manto azul, las manos juntas en actitud de adoración, coronada y con los pies sobre una media luna. La viejecita guardó la imagen y la colocó sobre el altar de su casa. La noticia fue corriendo de boca en boca por toda la ciudad, naciendo así la adoración a la “Virgen del Espejo”, quizás porque la imagen apareció en un pedazo de vidrio de unos siete centímetros o quizás porque desde un principio fue colocada delante de un espejo para presentarla a los fieles. En 1803 edificaron la Capilla de Nuestra Señora del Espejo en el mismo lugar donde fue encontrada la imagen. Por esta razón a esa zona de Mérida la llamamos hoy “El Espejo”.

01 marzo, 2008

Un recorrido por el mundo de las ideas

"Sin duda alguna, el rasgo más importante que tenemos los humanos es ese afán por descubrir los misterios de la vida, del universo, de la naturaleza humana misma. De igual manera, aunque todos pertenecemos a la categoría de investigadores, está claro que no todos contribuímos del mismo modo al descubrimiento del conocimiento. Esto hace -por fortuna- que algunos se interesen más por indagar más sobre la naturaleza de las cosas, que otros tengan mayor facilidad y posibilidad para discernir sobre su funcionamiento y hacerlas parte de su dominio, que muchos se encuentren con hallazgos que no son precisamente los que buscaban -pero que finalmente nos han resuelto importantes problemas a todos- y que los más valiosos hayan hecho posible que aprovechemos los recursos que nos ofrece este planeta para vivir mejor, e incluso para ser lo más felices que podamos.
Estas páginas pretenden compartir el conocimiento de algunos de los más connotados colaboradores de la evolución social, darles datos de su infancia, de su carácter, de su familia, de su ambiente de desarrollo y de cómo estas circunstancias influyeron para que pudieran obtener los logros que alguna vez se propusieron."

Índice:

-Prólogo
-A manera de introducción
-Cuando preguntar produce cosquillas en el cerebro. Los pensadores
-Con los pies en la luna. Los amigos del espacio, el tiempo y la energía
-Uno más uno son dos, dos por tres son... Los calculadores
-Los defensores de la vida. Los médicos, los biólogos, los...
-¡Aló! ¡Aló! Los comunicadores
-No sólo de estrellas vive el hombre. Los astronautas
-Algo más que maíz y plumas hay en este pedazo del mundo... La ciencia en la América prehispánica
-Para concluir
-Glosario
-...Si deseas continuar el recorrido...

29 febrero, 2008

Mérida y el Hielo

Venezuela importaba hielo desde principios del siglo XIX. Este producto era una exquisitez que sólo estaba al alcance de quienes pudieran pagarlo, generalmente para usarlo como medicamento, pero también para enfriar bebidas y hacer helados. En Mérida, por lo menos hasta los primeros años del siglo XX, el hielo era traído de la Sierra Nevada por cargadores que lo transportaban a sus espaldas en maletas hechas con cuero de chivo. Cada maleta podía pesar de 34 a 46 kilos. Varios relatos de viajeros decimonónicos cuentan cómo las familias más adineradas de la ciudad adornaban sus mesas con hielo traído de la Sierra para halagar a sus invitados más especiales. La primera máquina refrigeradora que llegó a Mérida la adquirieron los hermanos Picón en 1926 para su fábrica de helados y su costo fue de dos mil bolívares.

17 febrero, 2008

Una bitácora para las universidades


Por estos días, como lo reseña la BBC, la Academia Nacional de Ingeniería de los Estados Unidos convocó a 18 expertos de diversas áreas para que identificaran los grandes desafíos tecnológicos que enfrentará el planeta Tierra durante el siglo XXI. Los expertos, entre quienes se encuentra el fundador de Google y el investigador pionero en el campo del genoma humano, llegaron a la siguiente lista de 14 desafíos venideros:

-Volver económicamente viable la energía solar
-Generar energía a través de la fusión
-Lograr el "secuestro" del carbono
-Controlar el ciclo del nitrógeno
-Proveer con agua potable
-Encontrar la forma de "rebobinar" el cerebro
-Prevenir el terrorismo nuclear
-Asegurar el ciberespacio
-Dominar la realidad virtual
-Mejorar las infraestructuras urbanas
-Mejorar la informática orientada a la medicina
-Desarrollar la ingeniería para mejorar los medicamentos
-Profundizar los avances en la educación personalizada
-Explorar las fronteras naturales

Esta lista, pienso, resulta una bitácora para las universidades venezolanas, permitiéndoles definir políticas que guíen sus actividades de investigación y formación que pongan a nuestro país en la cartografía de la investigación mundial.

Crear conocimiento es una asignatura pendiente de nuestras universidades.

18 enero, 2008

El ocaso del Orinoco

Hace pocos meses denunciamos en Saparapanda la gran cantidad de salidas de aguas negras que dan directamente hacia el río Orinoco. Mostrábamos en esa oportunidad una serie de fotografías de tuberías de cloacas colocadas en el tramo que va desde Ciudad Bolívar hasta Puerto Ordaz.

Hoy me hicieron llegar un video donde se denuncia una nueva amenaza sobre el río padre. Dentro de pocos meses se instalarán 200 taladros petroleros en las aguas del inmenso río. Hasta el día de hoy, las comunidades no han recibido algún informe sobre el impacto ambiental que esto causará en el ecosistema y por ende en la vida cotidiana de los ribereños.

Sigamos cantando con Serrat: dejad de llorar por el río, que nos han declarado la guerra...


13 enero, 2008

El humor según Aquiles Nazoa

-Un humorista es aquel que toma la sociedad en sus delicadísimos dedos y empieza a jugar con ellos como una marioneta maravillosa.

-El humorista es un hombre de actitud subversiva frente al mundo, un hombre que no se resigna a vivir en la situación que el destino le ha señalado, pero la ama tanto que tampoco puede renunciar a ella y lo que hace es como irla descubriendo por medio del amor, irla desarmando pieza a pieza, a ver qué verdad profunda hay detrás y debajo de aquello que la tradición, las costumbres y los convencionalismos, le dicen ser la verdad válida y, precisamente, del desarmar la pieza humana como un juguete en manos de un niño para ver qué tiene adentro, qué hay de salvable en ella, es de allí de donde surge el humorismo.

-El humor lo que hace es provocar el pensamiento analítico.

-El humorista que no es bondadoso, cuando no tiene un caudal inmenso de ternura en su corazón, entonces, puede serlo todo, menos humorista.

12 enero, 2008

Pequeña enmienda



Es sólo una pequeña enmienda, una nimiedad, una ñinguita, una pequeña pieza que no empobrece ni enriquece a nadie. Vaya, qué les cuesta. Déjenme probar con ésta del tercer piso... De todas maneras, ustedes son los que deciden... Ya sé que me pidieron que no tocara más eso, sé que la palabra del pueblo es la palabra de dios, pero dios como que no ha entendido que puedo seguir jugando. Lo he hecho bien hasta ahora...

Allá ustedes, sacaré esta pieza del jenga y no pasará nada...

06 enero, 2008

Pescado rabioso

Gutenberg reloaded

En este año 2008 se cumplen en Venezuela doscientos años de la introducción de la imprenta a nuestro país. Instalada en Caracas por Mateo Gallagher y Jaime Lamb, esa imprenta, de la cual algunas piezas habían pertenecido a la que intentó traer Francisco de Miranda en su expedición de 1806, inició actividades de edición en septiembre de 1808, publicando nuestro primer periódico, la Gaceta de Caracas, y el primer libro, El Calendario Manual y Guía de Forasteros, de 1810.

Este año será pues, espero, de júbilo para las imprentas, para las ferias de libros para editoriales y estudiosos de la historia. Mientras, y como abreboca, les dejo un video sobre el arte de la impresión.



05 enero, 2008

Ovnis



Me gusta pensar en las largas travesías que los libros hacen para llegar hasta nuestras bibliotecas. Recién salidos de las imprentas, un tejido azaroso de casualidades y destinos hace, cuales hojas en el viento, que los textos marchen hacia los cuatro puntos cardinales y de vez en vez se nos topen como caídos del cielo. Esa maravillosa magia pone en nuestras manos los libros menos pensados. Una vez acaricié, por ejemplo, Crimen y Castigo firmado por un recluso de la cárcel de El Dorado durante la década de los sesenta. En otra oportunidad saltó del estante donde adormecía la primera edición del libro El círculo de los tres soles de Rafael José Muñoz y, en una caminata dominguera, sobre la acera aguardando por algún comprador, me esperaba El universo al derecho, de Jorge Crespo Vivas, libro del cual hablé en otra ocasión, cuyo autor, venezolano, intentaba demostrar que nuestro planeta era plano, como una moneda.

No recuerdo por cuáles vías llegó a mi biblioteca el libro titulado Ovnis, de Antonio Nicolás Briceño Vásquez, impreso en Mérida en 1969. El libro de Briceño, en sus 71 páginas, constituye un libro de divulgación acerca de la posibilidad de vida extraterrestre y de los viajes interplanetarios. En diversos temas que van desde la teoría del origen de la vida, pasando por la exobiología y la astronáutica, Antonio Nicolás Briceño manifiesta en ese libro un enorme interés por las naves espaciales, interés surgido, como lo dice el mismo autor, desde el momento en que fue testigo del avistamiento de un platillo volador en la Sierra Nevada, en Mérida, en el año de 1964, y cuya imagen plasmó en la portada del libro. Ese ferviente interés le llevó a iniciar una relación epistolar con George Adamski, célebre investigador norteamericano de la ufología.

Antonio Nicolás Briceño Vásquez, tal cual como indica la contraportada del libro:

Nació en Trujillo, Venezuela. Hizo estudios superiores alternándolos con viajes por toda Suramérica, Norteamérica y Europa. Formó parte de la primera promoción de Licenciados en Historia de la Universidad de Los Andes. Hizo postgrado en Alemania y Suiza. Actualmente reside en Mérida.


Pero hasta ahora el libro no presenta mayor curiosidad ni se distingue de la inmensa bibliografía sobre el fenómeno ovni, a no ser que conozcamos la otra parte de la historia. Hacia la década de los setenta, Briceño Vásquez se desempeñaba como profesor de Universidad de Los Andes. El primero de junio de 1976 salió temprano de su casa en su volswagen a cumplir con sus actividades docentes. Misteriosamente desapareció. Poco tiempo después apareció su “escarabajo” estacionado en un parque cercano. La Policía Judicial y otros cuerpos de investigación hasta el sol de hoy no han podido dar una explicación valedera sobre el caso. La imaginación popular comenzó a urdir la posibilidad de un secuestro extraterrestre motivado por la información que tenía en su poder el investigador trujillano.

Existen notas sobre el episodio en la prensa regional y nacional de la época. Interesante tema para la investigación...

04 enero, 2008

Recordar es vivir...

Esto me recuerda un viejo cuento de Luis Britto García titulado "Ser", perteneciente a su libro Rajatabla, en el cual se describe la vida de una persona, desde su nacimiento hasta su muerte, en función de los productos y marcas comerciales que ha consumido. El "ser" es, en definitiva, el haber tenido...










02 enero, 2008

¿El primer plagio venezolano?

Quien pretenda describir y organizar la historia de la poesía guayanesa se topará con la incómoda situación de anunciar que el primer bardo de estas tierras fue un plagiario. Así lo afirma Roberto Lovera De Sola en su trabajo titulado “Escritores venezolanos de la época colonial y emancipadora”, trabajo que forma parte de su libro Con el lápiz en la mano, de 1990. Allí puede leerse la siguiente referencia:

Pedro de Padilla: Poeta. Ignoramos sus fechas de nacimiento y muerte. Vivía en Santo Tomé de Guayana […]. Como consecuencia del descubrimiento de la ruta que unía a los ríos Apure y Orinoco hecha por el Capitán Miguel de Ochogavía, Padilla escribió un soneto que está inserto en la relación que sobre este hallazgo escribió Fray Jacinto de Carvajal. […] Sin embargo este soneto no es de Padilla. Es sólo un plagio. J.A. de Armas Chitty demostró que el poema de Padilla es original de Pedro Liñan de Riaza y estaba dedicado al Capitán Bernardo de Vargas Machuca quien lo incluyó en 1599 en su Milicia y descripción de las Indias. Lo que Padilla hizo fue cambiar algunas palabras de circunstancia colocando en su sitio otras alusivas al viaje de Ochogavía.

Los versos compuestos por Pedro de Padilla en 1647 son, al decir de Bartolomé Tavera Acosta, “los primeros versos escritos a orillas de nuestro hermoso río”; además de ser “las composiciones más antiguas que impresas se conocen, aparte de las del Rvdo. Castellanos”. Los polémicos versos dicen así:

Los límites de Apure dilatando
cumpliendo su propuesta y sin agüero
descubriendo y domando con su acero
del rebelde gentil la fuerza y mando;
el bárbaro desorden concertando
del altivo Orinoco el Colón primero,
y el primero de Apure, y César muy guerrero
si Ulises con prudencia aconsejando,
Miguel de Ochogavía, fama y gloria
de Barinas y reino, si remoto
¡peregrina hazaña! Hizo cuanto digo:
honre la edad futura su memoria;
ríjase la presente por su voto
y tendrán guerra y paz, premio y castigo:
Hablo cual testigo,
y como tal en él he contemplado
un gran capitán y un gran soldado.

En 1983 Lourdes Fierro Bustillos publica un exquisito trabajo titulado Realidad e imagen de Venezuela en las Jornadas Náuticas (1648) de Fray Jacinto de Carvajal. En él se aviva la polémica del plagio, argumentando a favor de Padilla. Asevera Fierro Bustillos que la “imitación” era una práctica usual en el manierismo artístico y literario. Es más, un artista era valorado más por su capacidad de copia que por su originalidad. Remata Fierro con las siguientes interrogantes:
¿Puede realmente hablarse de plagio en una época en la que toda obra literaria quedaba expuesta a la imitación? En realidad, lo que aquí aparece como un plagio es característica frecuente de la historiografía colonial.

Quizás la afirmación de J.A. de Armas Chitty, expresada en su libro Guayana: su tierra y su historia, de 1968, que dice tajantemente: “Dada la identidad, con las variantes que se indican, de los trabajos que plagian Padilla y Carvajal, nos complace ofrecer el primer plagio ocurrido en Venezuela, a lo menos del que hasta hoy se tenga noticia”, no sea más, pensamos, que un anacronismo del concepto de plagio. Los conceptos culturales cambian con la historia y la geografía, por lo cual el “amor”, la “familia”, el “libro”, etc., son muy distintos cuando se habla desde lugares y tiempos diferentes a los nuestros.