29 julio, 2007

Para entender lo que somos

Pareciera que es consustancial a nuestra identidad el problematizar constantemente sobre lo que nos caracteriza. Bolívar, Sarmiento, Rodó, Martí, Alberdi, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Darcy Ribeiro, Leopoldo Zea, Ernesto Mayz Vallenilla, J.M. Briceño Guerrero, entre otros, tomaron como tarea fundamental el hurgar en el fondo del alma del americano para así mostrar al universo lo que de singular ofrece este "Nuevo Mundo".
En este mismo sentido, la Comisión Ministerial para la postulación de Ciudad Bolívar a Patrimonio Mundial emprendió el hermoso trabajo de listar el patrimonio cultural de Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, Venezuela, con el propósito de resguardar esa esencia del bolivarense que a veces se desdibuja por las irresistibles arremetidas de la globalización cultural.
Recomiendo visitar este sitio web para que vean cómo las cosas que decimos, cómo las decimos, las casas que habitamos, los juegos y fiestas que celebramos, los alimentos y bebidas que solemos consumir, todo eso nos hace ser parte integrante de una comunidad.
Esta excelente labor de la Comisión, presidida por Benito Irady, me hizo recordar la frase de Mario Briceño Iragorry, nuestro escritor trujillano, quien dijo una vez: "Sólo puede defenderse lo que se conoce".

21 julio, 2007

Hitchcock en Guayana


Desde hace varios días el centro de Puerto Ordaz es escenario de un espectáculo natural que ha asombrado a la población guayacitana. A eso de las 6:00 o 6:30 de la tarde, cuando ya el inclemente sol guayanés se cansa de jugar con una lupa sobre nuestras cabezas, cientos de miles de pájaros buscan desesperados un refugio para descansar de la larga travesía que han iniciado desde el sur de América, desde Argentina. Es impresionante observar la gran masa sonora de pájaros que oscurece todo el cielo. Los especialistas en el tema han dicho que 11 especies de aves migratorias tienen al tramo del Orinoco de Ciudad Guayana como lugar de paso para este largo viaje, lugar que han escogido para su alimentación y reproducción.
El espectáculo fue tan impresionante que inmediatamente recordé las escenas de la película de Alfred Hitchcock, "Los Pájaros", en la cual innumerables bandadas de aves de un pequeño poblado arremeten contra los seres humanos. En este caso, en cambio, los cientos de miles de pájaros que visitan Guayana vienen a beneficiarnos, consumiendo insectos y manteniendo así el tan necesario equilibrio en la naturaleza. Aunque la migración ocurre todos los años durante los meses de julio y septiembre, pocos guayaneses conocen esta hermosa experiencia.
Propongo a la Alcaldía del Municipio Autónomo Caroní la organización de un plan que ofrezca toldos, sillas, binoculares e información en trípticos que permitan incentivar la educación ambiental en nuestra ciudadanía. Esto es urgente por cuanto ya algunos vecinos de la zona proponen tumbar los árboles porque les molesta tanto excremento y algunos hasta queman cauchos debajo de los árboles para ahuyentar a los pájaros.
Apuesto a que Hitchcock vio algo como lo que están presenciando hoy los guayaneses, espectáculo natural que le hizo pensar de seguro en las escenas de su conocida película. ¿O fue al revés?, y diríamos, como Oscar Wilde, que "la naturaleza gusta de imitar al arte".

07 julio, 2007

Así está nuestro Orinoco

Estos días me dio por pensar en cosas distintas a las del fútbol y la política. Pensé, por ejemplo, en el majestuoso río Orinoco, río padre que delimita, junto al Caroní, a la industrial Ciudad Guayana. Ese río que recoge la mayor parte de las aguas de los llanos venezolanos y que hizo pensar a varios europeos de centurias pasadas que el paraíso estaba próximo, está hoy día a punto de convertirse en una gran cloaca.
No son exageraciones. Sólo basta ver algunas de las imágenes que tomó un grupo de profesores que desarrollan el Proyecto del Corredor Ribereño del Orinoco, de la Universidad Nacional Experimental de Guayana, en la cual se evidencian numerosas salidas de cloacas que vierten sus desperdicios al río, en el tramo que va de Ciudad Bolívar a Ciudad Guayana.
No esperemos a que desaparezca nuestro río, no nos lamentemos con los brazos cruzados y digamos, con Joan Manuel Serrat, "dejad de llorar, que nos han declarado la guerra".