Era costumbre de los antiguos romanos dejarse crecer la barba. Ticinio Menas, hacia el año 454 a.C., hizo traer barberos de Sicilia, siendo así el primer hombre que se afeitó en Roma. Esta moda de lucir el rostro lampiño duró hasta Adriano, quien para ocultar una cicatriz que tenía en la cara volvió a revivir la costumbre de la barba. Cuando a un adolescente romano comenzaba a aparecerle sobre su rostro la pelusa característica de sus años mozos, el día de la primera raída era festivo, estando sus amigos obligados a visitarlo con regalos. Los residuos de la afeitada eran ofrendados a los dioses.
Caray, esta mañana, cuando me afeitaba, como de costumbre el pelero se fue por el desagûe.
ResponderBorrary los dioses estornudaban con aquel pelero. Gracias por los datos.
ResponderBorrarSalud
bueno, no sabia que antes era una costumbre dejar crecer la barba me alegro porque tinicio tomo la iniciativa de romper esquemas
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