Debido a la poca información que existe sobre la actividad intelectual de las mujeres en el siglo XIX venezolano, es difícil determinar cuándo se le comienza a dar cabida a sus escritos en la prensa. Si revisamos “La Gazeta de Caracas”, primer periódico venezolano, hallamos en su editorial del primer número una invitación a las mujeres a participar con colaboraciones; invitación fallida puesto que no encontramos a lo largo de toda la existencia del periódico colaboración alguna escrita por mujer:
Se suplica por tanto á todos los Sugetos y Señoras, que por sus luces é inclinacion se hallen en estado de contribuir á la instruccion publica, y á la inocente recreacion que proprociona la literatura amena, ocurran con sus producciones, en Prosa o Verso, á la oficina de la Imprenta (sic) (24 de octubre de 1808).
En cuanto a los inicios de la mujer venezolana en la prensa, Yolanda Ramón, en su libro “La mujer en la vida nacional y en la prensa”, nos dice al respecto:
“El Rayo Azul” (1864) semanario literario del Zulia editado por Perfecto Jiménez, es quien inicia a la mujer en el periodismo al aceptar colaboraciones femeninas.
Probablemente, la mujer venezolana ya había participado en la prensa nacional a consecuencia de haber intervenido en la política, pero no se hallaron datos anteriores a “El Rayo Azul”, quedando –para efectos de este libro– tal semanario como punto de partida para la historia de la mujer en la prensa.
No fueron pocas las mujeres que escribieron en periódicos y revistas; generalmente relatos, ensayos, novelas románticas y poemas, representan el grueso de la producción femenina. Como vimos, “El Rayo Azul”, semanario literario publicado en el Zulia en 1864, es el punto de partida de la participación de la mujer en la prensa venezolana, según el trabajo de la periodista Yolanda Ramón. Pero en dicho estudio encontramos varios ejemplos más: “Ensayo Literario”, revista semanal caraqueña que se publicó en 1872, redactada por Isabel Alderson. “El Mensajero de las Damas”, semanario dirigido por Ramón Escobar “para entretener e instruir a las mujeres”, publicado en 1887 en Barquisimeto. “El Ávila”, semanario de literatura, poesía y bellas artes, publicado en Caracas en 1891. “El Problema”, publicación político-literaria caraqueña, de 1891, dirigida y redactada por Rosalina González, en cuyo primer número puede leerse:
Extraño en verdad parecerá mi prospecto a los que no quieren ver a la mujer ejerciendo otras funciones que las domésticas [...] Los adelantos ceden al impulso de los siglos y la mujer de hoy sin prescindir de esos atributos que son en su luminosa marcha la gala más preciada, responde enérgica olvidando la negligencia de ayer [...]. Al lanzarme en la escabrosa senda del periodismo no ignoro ni lo ingrato de sus labores ni las responsabilidades que lo afectan [...]. La mujer viene a completar este aserto: relegada a vivir vida material, las expansiones de su espíritu se ahogaban en los oscuros claustros. Las ideas morían por asfixia en su cerebro, hasta que, en nombre del derecho natural, se les ha concedido figurar en el palenque de las discusiones públicas...
Entre las mujeres que pudieron dejar su huella en la prensa venezolana del siglo XIX quedan los nombres de Isabel Anderson, quien tuvo a su cargo la redacción de la revista “Ensayo Literario”; Concepción Acevedo de Taylhardat, quien fundó “Brisas del Orinoco”, “El Ávila” y “La Lira”; Rosalina González, directora de “El Problema”; Ana Yépez, fundadora de “Alondras” o Concepción Godoy, quien fuera directora de “El Recreo de las Damas”. Incluso en “El Cojo Ilustrado” (1892-1915) figuraron nombres de escritoras: Magdalena Seijas, Mercedes Guevara Rojas de Pérez Freites, Polita De Lima de Castillo, Carmen Brigé, Virginia Gil de Hermoso y Luisa Queremel, son algunos de ellos.
En 1861 se publica en Caracas un periódico titulado “La Floresta, Álbum de Señoritas”; en el número 8 “Modesta” escribe:
¡Qué injustos son los hombres con nosotras y en cuántas perplejidades nos pone esa injusticia! Si somos moderadas, nos dicen selváticas y campesinas, y si francas, nos llaman malas y descaradas.
Si somos festivas nos llaman coquetas y si serias, orgullosas.
Si cultivamos nuestro espíritu y hablamos con propiedad, nos llaman bachilleras, cultiparleras y fastidiosas, y si ocultamos lo que sabemos, tontas y necias...
Esa conciencia de discriminada, esa alborada de una “cultura femenina de la revuelta”, para decirlo con palabras de Kristeva, era ya denuncia a viva voz en la Mérida de finales del siglo XIX:
¡Cuarenta siglos de abyección y de ignominia: cuarenta siglos durante los cuales la muger no ha sido la señora que manda, pero ni aun la grata compañera del hombre, sino su vil esclava: cuarenta siglos de desesperante agonía, sin asilo al pudor, sin refugio a la inocencia!” (“Discurso de la señorita Teresa Carnevali”. “El Canario”, 30 de septiembre de 1877).
Sin embargo no todos los testimonios eran un signo de rebeldía, pues fueron muchos los discursos de carácter moral y religioso que estaban escritos por mujeres o dirigidos a ellas; por ejemplo, transcribimos parte del editorial del periódico merideño “El Mensajero del Hogar” (21 de abril de 1877): “El hombre brilla fuera: la mujer en el hogar doméstico. El hombre sostiene y proteje (sic) la familia: la mujer la encanta con sus gracias”.
En definitiva, esta sucinta aproximación a la presencia de la mujer en la prensa venezolana del siglo XIX, nos muestra una rica y variada gama de valores y actitudes que anula una perspectiva, por lo demás caduca y falta de imaginación, que confina la participación femenina en la vida de los pueblos a un simple “estar sin más”, una convidada de piedra inimaginable...
Se suplica por tanto á todos los Sugetos y Señoras, que por sus luces é inclinacion se hallen en estado de contribuir á la instruccion publica, y á la inocente recreacion que proprociona la literatura amena, ocurran con sus producciones, en Prosa o Verso, á la oficina de la Imprenta (sic) (24 de octubre de 1808).
En cuanto a los inicios de la mujer venezolana en la prensa, Yolanda Ramón, en su libro “La mujer en la vida nacional y en la prensa”, nos dice al respecto:
“El Rayo Azul” (1864) semanario literario del Zulia editado por Perfecto Jiménez, es quien inicia a la mujer en el periodismo al aceptar colaboraciones femeninas.
Probablemente, la mujer venezolana ya había participado en la prensa nacional a consecuencia de haber intervenido en la política, pero no se hallaron datos anteriores a “El Rayo Azul”, quedando –para efectos de este libro– tal semanario como punto de partida para la historia de la mujer en la prensa.
No fueron pocas las mujeres que escribieron en periódicos y revistas; generalmente relatos, ensayos, novelas románticas y poemas, representan el grueso de la producción femenina. Como vimos, “El Rayo Azul”, semanario literario publicado en el Zulia en 1864, es el punto de partida de la participación de la mujer en la prensa venezolana, según el trabajo de la periodista Yolanda Ramón. Pero en dicho estudio encontramos varios ejemplos más: “Ensayo Literario”, revista semanal caraqueña que se publicó en 1872, redactada por Isabel Alderson. “El Mensajero de las Damas”, semanario dirigido por Ramón Escobar “para entretener e instruir a las mujeres”, publicado en 1887 en Barquisimeto. “El Ávila”, semanario de literatura, poesía y bellas artes, publicado en Caracas en 1891. “El Problema”, publicación político-literaria caraqueña, de 1891, dirigida y redactada por Rosalina González, en cuyo primer número puede leerse:
Extraño en verdad parecerá mi prospecto a los que no quieren ver a la mujer ejerciendo otras funciones que las domésticas [...] Los adelantos ceden al impulso de los siglos y la mujer de hoy sin prescindir de esos atributos que son en su luminosa marcha la gala más preciada, responde enérgica olvidando la negligencia de ayer [...]. Al lanzarme en la escabrosa senda del periodismo no ignoro ni lo ingrato de sus labores ni las responsabilidades que lo afectan [...]. La mujer viene a completar este aserto: relegada a vivir vida material, las expansiones de su espíritu se ahogaban en los oscuros claustros. Las ideas morían por asfixia en su cerebro, hasta que, en nombre del derecho natural, se les ha concedido figurar en el palenque de las discusiones públicas...
Entre las mujeres que pudieron dejar su huella en la prensa venezolana del siglo XIX quedan los nombres de Isabel Anderson, quien tuvo a su cargo la redacción de la revista “Ensayo Literario”; Concepción Acevedo de Taylhardat, quien fundó “Brisas del Orinoco”, “El Ávila” y “La Lira”; Rosalina González, directora de “El Problema”; Ana Yépez, fundadora de “Alondras” o Concepción Godoy, quien fuera directora de “El Recreo de las Damas”. Incluso en “El Cojo Ilustrado” (1892-1915) figuraron nombres de escritoras: Magdalena Seijas, Mercedes Guevara Rojas de Pérez Freites, Polita De Lima de Castillo, Carmen Brigé, Virginia Gil de Hermoso y Luisa Queremel, son algunos de ellos.
En 1861 se publica en Caracas un periódico titulado “La Floresta, Álbum de Señoritas”; en el número 8 “Modesta” escribe:
¡Qué injustos son los hombres con nosotras y en cuántas perplejidades nos pone esa injusticia! Si somos moderadas, nos dicen selváticas y campesinas, y si francas, nos llaman malas y descaradas.
Si somos festivas nos llaman coquetas y si serias, orgullosas.
Si cultivamos nuestro espíritu y hablamos con propiedad, nos llaman bachilleras, cultiparleras y fastidiosas, y si ocultamos lo que sabemos, tontas y necias...
Esa conciencia de discriminada, esa alborada de una “cultura femenina de la revuelta”, para decirlo con palabras de Kristeva, era ya denuncia a viva voz en la Mérida de finales del siglo XIX:
¡Cuarenta siglos de abyección y de ignominia: cuarenta siglos durante los cuales la muger no ha sido la señora que manda, pero ni aun la grata compañera del hombre, sino su vil esclava: cuarenta siglos de desesperante agonía, sin asilo al pudor, sin refugio a la inocencia!” (“Discurso de la señorita Teresa Carnevali”. “El Canario”, 30 de septiembre de 1877).
Sin embargo no todos los testimonios eran un signo de rebeldía, pues fueron muchos los discursos de carácter moral y religioso que estaban escritos por mujeres o dirigidos a ellas; por ejemplo, transcribimos parte del editorial del periódico merideño “El Mensajero del Hogar” (21 de abril de 1877): “El hombre brilla fuera: la mujer en el hogar doméstico. El hombre sostiene y proteje (sic) la familia: la mujer la encanta con sus gracias”.
En definitiva, esta sucinta aproximación a la presencia de la mujer en la prensa venezolana del siglo XIX, nos muestra una rica y variada gama de valores y actitudes que anula una perspectiva, por lo demás caduca y falta de imaginación, que confina la participación femenina en la vida de los pueblos a un simple “estar sin más”, una convidada de piedra inimaginable...
Las mujeres se han ganado su lugar, aunque toda la vida hubieron grandes pensadoras y artistas.
ResponderBorrarA veces pueden decidir el futuro de un hombre(S) en sus manos. En general, mira a Michelle Bachelet o en un caso cercano a Margaret Thatcher.
Esas escritoras venezolanas se han ganado su lugar. Hoy en cualquier diario es similar la distribución, existe un método periodístico y no existe diferencia al escribir entre hombre y mujer. ¿o no?
Saludos.
MARIO
"Con sus escritos encuentro un mundo de nuevas cosas, y con este me siento más orgullosa de ser mujer" Un abrazo! =)
ResponderBorrarGracias Mario y Agape. La historia nos ha enseñado uan gran mentira y es la de hacernos creer que la mujer no ha tenido participación en la historia. Una gran mentira!!!
ResponderBorrarMuy bueno. Me gusta este trabajo sobre las mujeres.
ResponderBorrarCathy
Ese es un fragmento de la tesis de grado de Lavi García, cuya tutora es Alexandra Alvarez. Estoy trabajando con ella para mi tesis de la Escuela de Letras en la ULA como primera fuente. Me comuniqué con la tutora y me dice que la tesis fue presentada en el 2005 y verificó la autoría. Ahora buscando en Google me consigo con esto, me puede explicar por favor? Lilián González Valladares
ResponderBorrarGracias por tu preocupación Lilian. Por supuesto que es un fragmento de una investigación de Lavi García, ella misma sabe de esta publicación (cosa que puedes notar si lees el comentario anterior al tuyo). Hace años ella y yo compartimos una misma pasión por la historia de Venezuela e intercambiamos algunos datos sobre historia del periodismo y ese fragmento que publiqué, con su permiso, te repito, está hecho casi a dos manos. Sólo ese fragmento. Gracias nuevamente por tu preocupación. Si necesitas nuevos datos para tu investigación estoy a la orden para ello.
ResponderBorrarHola, estoy haciendo mi tesis en historia en la Universidad Central sobre la revista La Biblioteca del hogar de 1867. Entre las fuentes que estoy investigando me interesa conseguir la revista La Floresta editada en la misma imprenta La Concordia de Evaristo Fombona, que usted cita en este artículo. Le agradecería muchísimo si pudiera señalarme en qué sitio le fue posible consultar esta revista porque no he logrado localizarla al menos en la Biblioteca Nacional aquí en Caracas. Muchas gracias, Reyva Franco.
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