27 enero, 2007

Para una historia del bostezo...


"Si me callo, se quedarán a la espera; si hablo, prestarán atención; si alargo mi discurso, se pondrán la mano en la boca".
Sabiduría, VIII-12
-o-
"Conque Cricias, al oír aquello y al verme hundido en la incertidumbre, tal como el que ve bostezar al que tiene enfrente se pone por contagio a bostezar lo mismo, así él me pareció que, por mor de la incertidumbre en que yo me hallaba, se veía empujado a dejarse él también ganar por la incertidumbre".
Platón. Cármides
-o-
"Nuestro español bosteza.
Doctor: ¿será hambre, sueño, hastío?
¿Tendrá el estómago vacío?
El vacío es más bien en la cabeza".
Antonio Machado. Juan de Mairena

23 enero, 2007

El Osama Bin Laden de mi liceo

¿Quién iba a saber que durante mis años de liceo me adelantaría a la época y conocería en carne propia el “terrorismo”, la guerra santa, la yihad y el Al-Qaeda en mis clases de matemática? Y no era asunto de sobres con ántrax o maletines bombas dejados en sitios públicos. Bastaba con que nuestro profesor, larguirucho y de barba, azotara en el aire el tomo del “Algebra” de Baldor para que el sudor y la angustia comenzaran a correr por nuestros enclenques cuerpos. Era inevitable el terror ante ese "Osama Bin Laden" de la academia. Esa imagen del árabe de grandes ojos, turbante desproporcionado y barba puyuda no hacía más que velar nuestras angustias ante una ecuación cuya incógnita estaba reacia al despeje.
Los minutos pasaban y el tedio ante la ecuación sin solución posible dejaba paso a la contemplación de la portada que adornaba el querido y odiado texto. Mi imaginación comenzaba a volar observando esas singulares edificaciones, la mezquita, la atalaya, la multitud postrada en el suelo en actitud de perpetua oración. Pasaban así las horas y seguía con el puño en la barbilla, contemplando la ciudad y visitando cada casa y asomándome en cada ventana en busca de una Sherezada…
Llegado el día siguiente, el profesor de matemática insistía desde su escritorio en repetir mi nombre para que pasara a resolver la ecuación en el pizarrón, mientras yo, desde mi pupitre, seguía el borde de las montañas que aparecen en la portada y oía a lo lejos un extraño sonido que a ratos me hacía despertar...

22 enero, 2007

Tags para nuestra época


Este tiempo me ha dado por pensar en las modificaciones que han hecho en nuestra cotidianidad las nuevas tecnologías. Internet, blogs, chats hacen que la idea que teníamos de la comunicación, aquella que dibujaba la maestra en el pizarrón con los consabidos “emisor”, “receptor”, “mensaje”, “canal”…, sea una amarillenta caricatura de lo que en realidad posibilita nuestro presente. En particular hay algo que llamó mi atención por estos días: los “tags” o “etiquetas. Esa pequeña palabra que vendría a ser la “palabra clave” que resumía el contenido del texto publicado, pudiéramos tomarla como guía para enterarnos de cuáles son los temas que ocupan a la humanidad internauta. Si revisamos la lista de Technorati, uno de los principales organizadores de tags, podemos conseguirnos con esto:

1.- Bush
2.- youtube
3.- iPhone
4.- wordpress
5.- Comedy

Estos son los cinco tags más solicitados para el día de hoy, en orden de importancia. ¿Qué lectura podemos sacar de ello? Quizás que la tecnología ha arropado tanto nuestro centro de interés que ocupa tres de los cinco puestos; y en los extremos, en el primer y último lugar, una antinomia que quizás pueda explicarse con el viejo refrán: “reír por no llorar”. Moda tecnológica, comedia y política son los horizontes de nuestro interés.

¿Cómo sería el mundo cuando lleguemos a conseguir en esta lista de tags lo siguiente?:

1.- Justicia
2.- Solidaridad
3.- Ecología
4.- Literatura

5.- Amor


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19 enero, 2007

¿Cuál es el sexo de los ángeles?

Hace pocos días visitaba una oficina gubernamental solicitando información para un financiamiento y con la mejor disposición de ánimo inicié mi riguroso saludo en la recepción:

-¡Buenos días!, señorita.
-¡Buenos días!, ¿sí, a la orden?
-Necesito por favor hablar con la ingeniera Lucía.
-¿Con la "INGENIERO" Lucía? –dijo como señalando un error-. Ya se la comunico...

Entendí en ese momento que la secretaria señalaba, con un tono distinto de voz y con el ceño fruncido, un supuesto error cometido por mí al denigrar el nivel de su jefe. Aunque era mujer, no podía endilgársele el femenino a su oficio. No entendía la razón. Días después el fenómeno se hizo recurrente: una amiga que recién recibía su título de la Facultad de Ciencias Jurídicas, me dio la noticia muy sonreída: «¡¡Ya soy ABOGADO!!». Mucho menos entendí el porqué no nombraba su profesión con su género respectivo. Si es mujer, pues debe presentarse como abogada.
Los cambios sociales y culturales del mundo occidental ocurridos en el siglo XX han hecho que la mujer participe más activamente en labores que tradicionalmente eran del ámbito masculino.
No hay que temer en llamar los oficios y títulos con sus respectivos géneros: bachillera, ingeniera, abogada...
Caso especial es la palabra «Canciller», que la Real Academia recomienda utilizar tanto para el femenino como para el masculino: «la canciller, el canciller». Igual para el caso de las abreviaturas. Cuando hablamos de «Doctor» escribimos «Dr.» y para el caso de «Doctora» pues sin dudar escribimos «Dra.». Igual en el caso de «Sr.» y «Sra». ¿Por qué entonces tanta reticencia a usar el «Prof.» y el «Profa.», según corresponda el género?


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14 enero, 2007

Youtube o la incómoda libertad

Paseando por el ancho mar de los blogs he conseguido noticias que señalan algunos problemas legales que ha afrontado la compañía Youtube, recientemente comprada por Google. El primero de ellos se refiere a la demanda interpuesta por Daniela Cicarelli, modelo brasileña a quien un “paparazzi” grabó sus “actos amorosos” en una playa con su novio. El video fue difundido por Youtube y la decisión final de la justicia brasileña fue ordenar a la compañía a retirar el material, llegando al punto de prohibir el acceso de Youtube al país carioca. Hace poco otro caso similar ocurrió en la India, reseñado por la gente de Noticias 24, en el cual se reclama la “ofensa” hacia la figura de Gandhi por medio de un video en el cual se parodia la figura del extinto líder hindú relacionándolo con un "stripper". En ambos casos, el problema central está en las nuevas situaciones que plantea la Internet con la idea de responsabilidad, autoría, difusión, categorías que se han transformado con las nuevas tecnologías de información.
En Venezuela, en la primera Constitución de 1811, se previó la idea de responsabilidad de la autoría al considerar como delitos las ofensas, las injurias, la violación de la privacidad. Era un delito del autor, no del medio, si se irrespetaba la ética de la comunicación. En el caso de los anónimos o seudónimos, el director del medio debía conocer la identidad para estar prevenido ante una demanda; en caso de desconocerlo, el editor era el responsable y sería el demandado. Pero como sabemos, la descentralización de la figura del editor (todos los usuarios podemos serlo) y la potenciación del anonimato en las nuevas tecnologías han hecho de la Internet un medio que nos impele a discutir la nueva relación de los seres humanos con el ejercicio de su comunicación.
¿Qué opinan ustedes amigos blogueros? ¿Creen que deba eliminarse el anonimato de la Internet y que cada persona sea responsable de lo que dice?

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11 enero, 2007

Ciudad de pobres corazones

A veces siento esta ciudad, Puerto Ordaz, como un lugar que no termina de hacerse, como un conglomerado de casas que están en el aire y que, a ratos, tienden a irse en picada. Esta ciudad-maqueta se me muestra extraña, ajena, como si requiriera de un manual de uso para recorrer sus calles; de todo menos una ciudad.
Como llevo en la sangre la antigua ciudad colonial, como he vivido y sufrido desde mi infancia el damero que hace que la realidad sea monótona y predecible, en estas anchas avenidas con aceras de adorno (pues sólo un loco camina con estos rayos de sol "parte piedras"), sin plaza Bolívar ni catedral, me siento desorientado.
En Puerto Ordaz los centros comerciales sustituyen a la plaza de mi infancia y confieso que aún me cuesta encontrar las palomas, las ardillas y los viejos que leen la prensa entre las tiendas de comida rápida, las ventas de celulares y los salones de belleza.

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La historia se repite, se repite, se repite...

La historia siempre ha sido buena consejera. Basta con echar una mirada al pasado para, en medio de asombros, encontrarnos con situaciones similares a nuestro presente. Pareciera que la vida se divierte viéndonos tropezar una y otra vez con el mismo obstáculo. Tomemos un ejemplo. El gran imperio romano tuvo un desarrollo político y social espléndido. En 1229 años Roma pasó de monarquía a república y de ésta a imperio, evidenciando una curva de igualdad y desarrollo social que tiene su cúspide en la república y que decae en la fase imperialista, momento en el cual las eternas leyes del derecho romano creadas para el bienestar de todos habían sido relegadas por la opinión y decisión de un gobernante. Ya la discusión en asambleas no representaba el poder. Ya la discusión, la confrontación de ideas, el diálogo, que habían llevado a la cultura griega a su máximo esplendor, todo ello era un estorbo para los fines políticos. Símbolo de esa etapa de destrucción social lo es Cayo César, alias “Chancletica” o Calígula. Sus locuras y andanzas son harto conocidas, siendo una de las más mencionadas la intención de nombrar a su caballo Incitato como senador de Roma. El historiador romano Salustio previó aquella hora atroz en una frase que pone la piel de gallina: “Todo se dividió así en dos partidos; y entre ambos se vino abajo la república”.


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05 enero, 2007

¿Cómo conocer la historia latinoamericana a través de su música?


La música, al igual que todo verdadero arte, transporta sueños, angustias, ambiciones y temores del artista y del tiempo que le ha tocado vivir. Siendo así, podríamos tomar cualquier canción y hurgar en ella la visión de la sociedad que se refleja entre cada letra y cada cadencia escuchada. Imaginen entender el lamento hispanoamericano a través de la Nueva Canción Latinoamericana de los sesenta y setenta, con Violeta Parra, Alí Primera, Víctor Jara y Atahualpa Yupanqui; o atisbar el sopor de tedio de la juventud ya sin ideologías de la década de los ochenta con “Cuando seas grande” de Miguel Mateos; comprender la diáspora latinoamericana que produjo la dictadura argentina con “Plateado sobre Plateado (Huellas en el mar)” de Charly García; recordar la indignación social venezolana de los noventa con “Políticos Paralíticos” de Desorden Público o “Merenfunk” de Evio Di Marzo y su Adrenalina Caribe.
Así lo hizo una amiga con la conocida canción “La casa de Fernando”, de la Billo’s, y según la interpretación dada por ella puede verse en la canción el derroche de la Venezuela saudita de los años setenta. Los invito a leer su excelente reflexión:

El festín de Fernando
(cuadro retrospectivo)

Catherine García Rodríguez.-

Siempre me he preguntado si otros pueblos –aparte del venezolano– gozan de un repertorio de canciones navideñas de tradición tan estable y duradera. Es inimaginable una Navidad venezolana sin los ya clásicos Sin rencor, Faltan cinco pa’ las doce, La grey zuliana y los infaltables de la Billo’s.
Fue precisamente una de estas últimas tardes decembrinas cuando, sentada en una camionetica de transporte público, escuché en la radio una melodía que me pareció muy familiar, y ante las opciones que tenía de escuchar el ruido de la calle o el cieguito que pedía “500 bolos que no empobrecen ni enriquecen a naiden”, me decidí a prestarle atención a aquella canción que había escuchado todas las navidades de mi vida, que no es otra sino la célebre "La casa de Fernando" de la Billo’s.
Viajando en la camionetica, imaginaba entonces a los borrachines amigos de Fernando un domingo cualquiera de aquellos más “bondadosos” años setenta:

Domingo al atardecer vamos a casa de Fernando
como no hay nada que hacer seguro nos está esperando.
Lo mismo que pienso yo una docena está pensando
como no hay nada que hacer vamos a casa de Fernando.


Y Fernando, rozagante y espléndido recibe a sus amigos al tiempo que le dice a su esposa:

y prepare más comida que la gente está llegando.


Así, la infortunada mujer trata de calmar a los muchachitos que no paran de llorar, mientras calienta hallacas, destapa cervezas y sirve pasapalos.
Sentados en una mesa rebosante de tequeños y bolitas de carne, seguramente Fernando y sus “alegres” amigos hablan de la última campaña electoral, de la “Democracia con energía”, del carro último modelo, de la “oportuna Guerra del Yom Kippur que nos está llenando los bolsillos”, de las vainas de Nixon, del buen gusto de Diego Arria, de los petrodólares y de las maravillas de ofertas para viajar a Estados Unidos y a Europa.

Sírvame otro palo’e ron que ahora sí estamos gozando.
En la casa de Fernando nos estamos amañando...


El festín no se acaba sino hasta que no quede nada que pueda ser consumido; hasta que la última cerveza, el último tequeño y el último trago de ron hayan sido servidos, pues ya sabemos que los amigos de Fernando sufren de una especie de furor consumista. Son langostas insaciables.

Fernando se va a arruinar
Fernando se va a arruinar


Era esa “La Gran Venezuela”, la Venezuela de la abundancia, en la que mientras los ingresos petroleros crecían, Fernando y sus amigos hipotecaban al país y derrochaban el dinero en su eterna borrachera colectiva.
En la Venezuela de hoy los amigos de Fernando sueñan, o más bien amenazan, con un “inminente regreso”, los vemos todos los días haciendo alharaca en los medios, los vimos hace pocos días en las elecciones de la Asamblea Nacional, donde lo único que les faltaba era el palo‘e ron porque no estaban gozando. Sí, son los mismos de siempre. Los culpables del desastre que llevó a Venezuela a la ruina. Para no correr el riesgo de olvidar, cada Navidad escucharemos la guapachosa cancioncita de aquellos años setenta, aquel tiempo en que Fernando y sus amigos estaban en el clímax de su borrachera y pensaban que la Venezuela saudita era para siempre.

(1999)


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03 enero, 2007

¿Cómo gozar un 69?

Judit G. Barcina "El pez que se muerde la cola". España. (S/F)


Hace poco encontré en el blog
Libreros del amigo Roger Michelena un post acerca de la ocurrencia de Marshall McLuhan de revisar los libros en la página 69. Si lo que encontraba en esa página era de su agrado, pues compraba el libro y punto, sin más reseña crítica que mediara por la elección. Era una técnica empleada por McLuhan para poder seleccionar “buena lectura” entre tantos libros que se publican al año. Quise aplicar la teoría del 69 en algunos libros tomados al azar de mi biblioteca para ver qué ocurría. Vean los resultados:

El libro de las mil noches y una noche (Anónimo)

En la 212 noche

Ella dijo:

…se había enterado de la misión encantadora que en adelante había de corresponder a todos sus órganos delicados.
Entonces, como se acercaba la hora en que los padres iban a entrar, Hayat-Alnefus dijo a Budur: “Hermana, ¿qué hay que decirle a mi madre, que me pedirá que le enseñe la sangre de mi virginidad?” Budur sonrió, y dijo: “¡La cosa es fácil!” Y fue a hurtadillas a coger un pollo y lo mató, y embadurnó con su sangre los muslos de la joven y las toallas, y le dijo: “¡No tienes más que enseñarles eso! Tal es la costumbre, que no permite investigaciones más hondas”. La joven le preguntó: “Pero hermana mía, ¿por qué no quieres quitármelo tú misma, por ejemplo, con el dedo?”.

-o-

Ifigenia (Teresa de la Parra)

-¡Ah! ¡de manera entonces que porque el vecindario sea muy distinguido yo voy también a vivir bajo la tutela de los vecinos!
-Pero ven acá, María Eugenia, hija mía, ven, reflexiona –intervino Abuelita con la misma voz persuasiva de la mañana-. ¡Clara tiene razón!... Considera lo que te dice: Un padre es algo muy grande, muy sagrado, que no se muere sino una sola vez en la vida. Debes tener sentimientos… necesitas educar tu corazón… ¿Qué puede esperarse de una mujer que sea incapaz de sacrificarse un poco, un poquito… solamente lo que se requiere en general para guardar con decoro el luto sacratísimo de un padre?...
-Pero qué tiene que ver el piano con mi corazón! ¡¡canastos!! ni que…
-¡No hables con interjecciones, María Eugenia, hija mía, es ya la tercera vez que te lo digo!... ¡Eso no es propio de una niña!... y además… aprovecho la ocasión para advertirte: mira, te pones así, al trasluz con esa bata japonesa que tienes ahora y te ves indecentísima: ¡estás completamente desnuda!... ¿Por qué has de andar sin fondo, María Eugenia?...

-o-

La Celestina (Fernando de Rojas)


-Celestina: (…) mal sosegadilla debes tener la punta de la barriga.
-Pármeno: ¡Como cola de alacrán!
-Celestina: Y aun peor, que la otra muerde sin hinchar, y la tuya hincha por nueve meses.
-Pármeno: ¡ji, ji, ji!


Gocen ustedes echándole un vistazo a la página 69 del libro que tengan a la mano y luego me cuentan lo que resulta…

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02 enero, 2007

Quiriquire no es un trabalenguas...

Campo petrolero de Quiriquire. Postal estadounidense (1940)


Decidimos pasar el fin de año en Quiriquire, pequeño poblado ubicado en el estado Monagas, a treinta kilómetros de Maturín. Fundado en 1920, Quiriquire comparte la historia de los pueblos petroleros de la primera mitad del siglo XX venezolano, cuyo nacimiento, auge y decadencia estuvo acompasado con el devenir de las decisiones de las compañías petroleras estadounidenses. Basta con leer “Oficina Nº 1” de Miguel Otero Silva o “Memorias de una antigua primavera” de Milagros Mata Gil, para reconocer en esos relatos la historia común de los campos petroleros y de sus habitantes.
En Quiriquire, a mediados de la década de los años 30, se radicaron mis abuelos maternos Yamil Ajmad Shaner y Victorina Colón. Allí tuvieron 11 hijos, fundaron la logia masónica, establecieron un comercio donde se abastecían los trabajadores de la compañía petrolera, levantaron fincas con gran esfuerzo…
Mi abuelo había venido de Palestina, como conté en un post anterior, quizás huyendo de la eterna lucha contra los judíos, y aún me cuesta imaginar los sueños y las ambiciones que pudiera haber tenido en el barco de vapor que lo trajo hasta América. Me es difícil imaginar además el asombro y la esperanza de su rostro al llegar a Quiriquire y decir: “aquí sembraré mi futuro”.
En Quiriquire, las casas siempre se mantienen con las puertas abiertas; el cielo nocturno está plagado de estrellas y su luz compite con el débil amarillo de los escasos focos que alumbran las calles; la carne de cacería es un plato cotidiano en la mesa de los habitantes del pueblo; el burbujeante pozo de azufre espera a los que desean despojarse de alguna enfermedad… Tenía 15 años sin visitar Quiriquire y aún se me antoja como el lomo de un gran elefante que está echado, descansando en la selva. Así lo vi por primera vez cuando era un niño y así lo sigo viendo…


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01 enero, 2007

¡¡¡No es cierto lo que dice la prensa!!!

La realidad es, para muchos, concepto prefabricado, noción universal y atemporal que envuelve y determina nuestra existencia. La realidad es para muchos ámbito y reino de la posibilidad y lógica que se halla fuera del límite que traza nuestra retina y epidermis.
Si preguntásemos acerca de lo que es la realidad, de seguro recibiríamos como respuesta un breve recorrido ocular, como queriendo decir “¡pues esto!”, restringiendo el concepto a cuerpos presentes en un espacio. Pero el asunto no muere en esas palabras; realidad es interpretación, lectura que hacemos sobre lo que nos circunda. Realidad, como ya nos lo advirtió un viejo filosófo, es una suma de operaciones lógicas, un constructo mental, una odiosa cuadrícula cernida por el tamiz de los sentidos. Esta idea podría llevarnos a pensar que existen tantas realidades como seres humanos, que “cada cabeza es un mundo”; pero el pago y condición sine qua non para la convivencia en sociedad es la uniformidad de pensamientos y actitudes, tarea encargada a los aparatos ideológicos que nos marcan con el hierro encendido del comportamiento social y las actitudes “políticamente correctas”. Ya José Martí lo había dicho: “Apenas se nace, nos esperan junto a la cuna las costumbres, la tradición, el amor de los padres, el Estado, la Religión, y nos atan, y nos fajan, y somos por toda la vida un caballo embridado”. Por ello, los medios construyen diariamente y en parte el imaginario simbólico que nos identifica y que identificará la opinión que sobre nosotros tengan los futuros lectores de nuestro tiempo. Sin importar que la noticia dada sea una mentira, los medios de comunicación la hacen correr sin misericordia, llegando quizás a los extremos de los burdos métodos de persuasión publicitaria que esconden imágenes en un cubo de hielo y las no menos famosas "bolas políticas".
Don Tulio Febres Cordero, el “patriarca de las letras merideñas”, tiene un pequeño texto sobre las “bolas políticas en la historia”, donde muestra ejemplos de cómo la opinión publicada iba en contra de la realidad para alcanzar fines funestos. Un ejemplo tomo de allí:

Para terminar, y ya que del insigne Páez se ha tratado, incluiremos en estos apuntes un pasaje de la carta que le escribiera desde Pernambuco el general José Ignacio de Abreu y Lima, con fecha 18 de septiembre de 1868:

‘Vive al fin el general Páez, que yo creía muerto desde que leí en un diario que usted había sido víctima en Cumaná de un terremoto, que había desplomado el Cuartel sobre usted. ¿De dónde diablos partió esta noticia? ¿O sería uno de tantos embustes con que los odios políticos acostumbran alimentarse?
.

Es una eterna lucha la de la opinión pública versus la opinión publicada.