14 marzo, 2007

Economía política de la creación literaria

Interminable sería el hacer una historia de la condición económica de los artistas y de su influencia en el proceso de creación. Ejemplos sobran. Podríamos nombrar, como muestra, el perenne quejido de Wagner ante su amigo Liszt por la falta de dinero. En su correspondencia se nota la angustia de la pobreza, hasta el punto de ser capaz de vender su alma por conseguir la tranquilidad de ánimo que facilitara la creación de sus obras.
Otro "limpio" célebre fue Rafael Bolívar Coronado, quien al enterarse de que Andrés Eloy Blanco acababa de ganar un prestigioso premio de poesía en España, premio que constaba de una cuantiosa suma de dinero, pues aquél no perdió la oportunidad de enviarle un telegrama con el siguiente verso:

"Andrés Eloy,
eres un astro.
Los astros giran.
Gírame algo.."

La lista continúa y pudiéramos hablar de Vallejo, Miguel Hernández, Andrés Bello... Quizás sea cierto que la pobreza es el aliciente para la creación y en la austeridad plena se logren obras de mayor profundidad. Algunos piensan, al contrario, que el no haber satisfecho las necesidades básicas de vivienda y alimentación impide tener la mente libre para el quehacer artístico. Estos últimos son los que creen que es otro el sentido de las palabras de Sor Juana Inés de la Cruz cuando dijo:

"Y yo suelo decir viendo estas cosillas: si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito".

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