18 enero, 2008

El ocaso del Orinoco

Hace pocos meses denunciamos en Saparapanda la gran cantidad de salidas de aguas negras que dan directamente hacia el río Orinoco. Mostrábamos en esa oportunidad una serie de fotografías de tuberías de cloacas colocadas en el tramo que va desde Ciudad Bolívar hasta Puerto Ordaz.

Hoy me hicieron llegar un video donde se denuncia una nueva amenaza sobre el río padre. Dentro de pocos meses se instalarán 200 taladros petroleros en las aguas del inmenso río. Hasta el día de hoy, las comunidades no han recibido algún informe sobre el impacto ambiental que esto causará en el ecosistema y por ende en la vida cotidiana de los ribereños.

Sigamos cantando con Serrat: dejad de llorar por el río, que nos han declarado la guerra...


13 enero, 2008

El humor según Aquiles Nazoa

-Un humorista es aquel que toma la sociedad en sus delicadísimos dedos y empieza a jugar con ellos como una marioneta maravillosa.

-El humorista es un hombre de actitud subversiva frente al mundo, un hombre que no se resigna a vivir en la situación que el destino le ha señalado, pero la ama tanto que tampoco puede renunciar a ella y lo que hace es como irla descubriendo por medio del amor, irla desarmando pieza a pieza, a ver qué verdad profunda hay detrás y debajo de aquello que la tradición, las costumbres y los convencionalismos, le dicen ser la verdad válida y, precisamente, del desarmar la pieza humana como un juguete en manos de un niño para ver qué tiene adentro, qué hay de salvable en ella, es de allí de donde surge el humorismo.

-El humor lo que hace es provocar el pensamiento analítico.

-El humorista que no es bondadoso, cuando no tiene un caudal inmenso de ternura en su corazón, entonces, puede serlo todo, menos humorista.

12 enero, 2008

Pequeña enmienda



Es sólo una pequeña enmienda, una nimiedad, una ñinguita, una pequeña pieza que no empobrece ni enriquece a nadie. Vaya, qué les cuesta. Déjenme probar con ésta del tercer piso... De todas maneras, ustedes son los que deciden... Ya sé que me pidieron que no tocara más eso, sé que la palabra del pueblo es la palabra de dios, pero dios como que no ha entendido que puedo seguir jugando. Lo he hecho bien hasta ahora...

Allá ustedes, sacaré esta pieza del jenga y no pasará nada...

06 enero, 2008

Pescado rabioso

Gutenberg reloaded

En este año 2008 se cumplen en Venezuela doscientos años de la introducción de la imprenta a nuestro país. Instalada en Caracas por Mateo Gallagher y Jaime Lamb, esa imprenta, de la cual algunas piezas habían pertenecido a la que intentó traer Francisco de Miranda en su expedición de 1806, inició actividades de edición en septiembre de 1808, publicando nuestro primer periódico, la Gaceta de Caracas, y el primer libro, El Calendario Manual y Guía de Forasteros, de 1810.

Este año será pues, espero, de júbilo para las imprentas, para las ferias de libros para editoriales y estudiosos de la historia. Mientras, y como abreboca, les dejo un video sobre el arte de la impresión.



05 enero, 2008

Ovnis



Me gusta pensar en las largas travesías que los libros hacen para llegar hasta nuestras bibliotecas. Recién salidos de las imprentas, un tejido azaroso de casualidades y destinos hace, cuales hojas en el viento, que los textos marchen hacia los cuatro puntos cardinales y de vez en vez se nos topen como caídos del cielo. Esa maravillosa magia pone en nuestras manos los libros menos pensados. Una vez acaricié, por ejemplo, Crimen y Castigo firmado por un recluso de la cárcel de El Dorado durante la década de los sesenta. En otra oportunidad saltó del estante donde adormecía la primera edición del libro El círculo de los tres soles de Rafael José Muñoz y, en una caminata dominguera, sobre la acera aguardando por algún comprador, me esperaba El universo al derecho, de Jorge Crespo Vivas, libro del cual hablé en otra ocasión, cuyo autor, venezolano, intentaba demostrar que nuestro planeta era plano, como una moneda.

No recuerdo por cuáles vías llegó a mi biblioteca el libro titulado Ovnis, de Antonio Nicolás Briceño Vásquez, impreso en Mérida en 1969. El libro de Briceño, en sus 71 páginas, constituye un libro de divulgación acerca de la posibilidad de vida extraterrestre y de los viajes interplanetarios. En diversos temas que van desde la teoría del origen de la vida, pasando por la exobiología y la astronáutica, Antonio Nicolás Briceño manifiesta en ese libro un enorme interés por las naves espaciales, interés surgido, como lo dice el mismo autor, desde el momento en que fue testigo del avistamiento de un platillo volador en la Sierra Nevada, en Mérida, en el año de 1964, y cuya imagen plasmó en la portada del libro. Ese ferviente interés le llevó a iniciar una relación epistolar con George Adamski, célebre investigador norteamericano de la ufología.

Antonio Nicolás Briceño Vásquez, tal cual como indica la contraportada del libro:

Nació en Trujillo, Venezuela. Hizo estudios superiores alternándolos con viajes por toda Suramérica, Norteamérica y Europa. Formó parte de la primera promoción de Licenciados en Historia de la Universidad de Los Andes. Hizo postgrado en Alemania y Suiza. Actualmente reside en Mérida.


Pero hasta ahora el libro no presenta mayor curiosidad ni se distingue de la inmensa bibliografía sobre el fenómeno ovni, a no ser que conozcamos la otra parte de la historia. Hacia la década de los setenta, Briceño Vásquez se desempeñaba como profesor de Universidad de Los Andes. El primero de junio de 1976 salió temprano de su casa en su volswagen a cumplir con sus actividades docentes. Misteriosamente desapareció. Poco tiempo después apareció su “escarabajo” estacionado en un parque cercano. La Policía Judicial y otros cuerpos de investigación hasta el sol de hoy no han podido dar una explicación valedera sobre el caso. La imaginación popular comenzó a urdir la posibilidad de un secuestro extraterrestre motivado por la información que tenía en su poder el investigador trujillano.

Existen notas sobre el episodio en la prensa regional y nacional de la época. Interesante tema para la investigación...

04 enero, 2008

Recordar es vivir...

Esto me recuerda un viejo cuento de Luis Britto García titulado "Ser", perteneciente a su libro Rajatabla, en el cual se describe la vida de una persona, desde su nacimiento hasta su muerte, en función de los productos y marcas comerciales que ha consumido. El "ser" es, en definitiva, el haber tenido...










02 enero, 2008

¿El primer plagio venezolano?

Quien pretenda describir y organizar la historia de la poesía guayanesa se topará con la incómoda situación de anunciar que el primer bardo de estas tierras fue un plagiario. Así lo afirma Roberto Lovera De Sola en su trabajo titulado “Escritores venezolanos de la época colonial y emancipadora”, trabajo que forma parte de su libro Con el lápiz en la mano, de 1990. Allí puede leerse la siguiente referencia:

Pedro de Padilla: Poeta. Ignoramos sus fechas de nacimiento y muerte. Vivía en Santo Tomé de Guayana […]. Como consecuencia del descubrimiento de la ruta que unía a los ríos Apure y Orinoco hecha por el Capitán Miguel de Ochogavía, Padilla escribió un soneto que está inserto en la relación que sobre este hallazgo escribió Fray Jacinto de Carvajal. […] Sin embargo este soneto no es de Padilla. Es sólo un plagio. J.A. de Armas Chitty demostró que el poema de Padilla es original de Pedro Liñan de Riaza y estaba dedicado al Capitán Bernardo de Vargas Machuca quien lo incluyó en 1599 en su Milicia y descripción de las Indias. Lo que Padilla hizo fue cambiar algunas palabras de circunstancia colocando en su sitio otras alusivas al viaje de Ochogavía.

Los versos compuestos por Pedro de Padilla en 1647 son, al decir de Bartolomé Tavera Acosta, “los primeros versos escritos a orillas de nuestro hermoso río”; además de ser “las composiciones más antiguas que impresas se conocen, aparte de las del Rvdo. Castellanos”. Los polémicos versos dicen así:

Los límites de Apure dilatando
cumpliendo su propuesta y sin agüero
descubriendo y domando con su acero
del rebelde gentil la fuerza y mando;
el bárbaro desorden concertando
del altivo Orinoco el Colón primero,
y el primero de Apure, y César muy guerrero
si Ulises con prudencia aconsejando,
Miguel de Ochogavía, fama y gloria
de Barinas y reino, si remoto
¡peregrina hazaña! Hizo cuanto digo:
honre la edad futura su memoria;
ríjase la presente por su voto
y tendrán guerra y paz, premio y castigo:
Hablo cual testigo,
y como tal en él he contemplado
un gran capitán y un gran soldado.

En 1983 Lourdes Fierro Bustillos publica un exquisito trabajo titulado Realidad e imagen de Venezuela en las Jornadas Náuticas (1648) de Fray Jacinto de Carvajal. En él se aviva la polémica del plagio, argumentando a favor de Padilla. Asevera Fierro Bustillos que la “imitación” era una práctica usual en el manierismo artístico y literario. Es más, un artista era valorado más por su capacidad de copia que por su originalidad. Remata Fierro con las siguientes interrogantes:
¿Puede realmente hablarse de plagio en una época en la que toda obra literaria quedaba expuesta a la imitación? En realidad, lo que aquí aparece como un plagio es característica frecuente de la historiografía colonial.

Quizás la afirmación de J.A. de Armas Chitty, expresada en su libro Guayana: su tierra y su historia, de 1968, que dice tajantemente: “Dada la identidad, con las variantes que se indican, de los trabajos que plagian Padilla y Carvajal, nos complace ofrecer el primer plagio ocurrido en Venezuela, a lo menos del que hasta hoy se tenga noticia”, no sea más, pensamos, que un anacronismo del concepto de plagio. Los conceptos culturales cambian con la historia y la geografía, por lo cual el “amor”, la “familia”, el “libro”, etc., son muy distintos cuando se habla desde lugares y tiempos diferentes a los nuestros.