Embutido en el pupitre, con la vista fija en el pizarrón, una tediosa lista nombraba, etiquetaba, clasificaba a las nubes en cumulonimbos, cirros, altostratos y estratocúmulos…
Una vida completa para entender la ciencia de las nubes.
Hoy, que ya he olvidado esos nombres, me divierto buscando en el cielo figuras de animales, objetos y rostros…
Las cambiantes nubes han recobrado su magia.
Diego, tienes que leer La teoría de las nubes, de Stéphane Audeguy, creo que lo disfrutarás.
ResponderBorrarLuis: gracias por la recomendación. Lo buscaré y luego te comento...
ResponderBorrarAjmad:
ResponderBorrarLo lindo de ver las nubes sin pre-requisitos es que la ingenuidad permite que se asomen los dragones, leones y todos los objetos danzantes de nuestra imaginación sin temor a las estadísticas, a la objetividad o al análisis.
Los seres que se forman de lo etéreo de las nubes aparecen siempre ante los niños y ante algunos pocos adultos desprevenidos a los que se les escapa la mirada del traje llamado "madurez".Por ello me atrevo a invitarte postergar la lectura que te recomienda Luis Alejandro (todo un éxito literario)para que disfrutes una tarde sin academicismo ni formalidad y te acuestes en la grama de un parque sólamente a contemplar las nubes, así como quizá lo hacías cuando niño.
Un abrazo.
Bueno yo casi tengo 20 años.. y siempre veo figuras en las nubes.. me gusta ver las nubes muchas veces, y además , aunque vaya a cumplir 20... aún me siento muy joven, y el niño que hay en mi interior siempre sale..jejeje Saludos
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