21 octubre, 2006

Venezuela no necesita de literatura...

El miércoles 28 de junio escuché por casua- lidad al presidente de Fundayacucho decir una frase que me incitó a escribir estas palabras. Por televisión, en una entrevista matutina, el moderador preguntaba a Jorge Arreaza acerca de la posibilidad de realizar estudios de postgrado en el exterior en las áreas humanísticas. El entrevistado respondió sin ambages: “el estado financia estudios en áreas prioritarias... Petróleo, ingeniería, comunicaciones... Venezuela no necesita de literatura”. Palabras más, palabras menos, el presidente de Fundayacucho despachaba en esa sola frase una tradición cultural que, desde la oralidad indígena hasta nuestros días, ha sido alma y nervio de las sociedades a través de la cual manifiesta sus anhelos y temores.
Venezuela necesita de la literatura, pues ella es algo más que un poema romanticón o un pasatiempo de vagos. La literatura es un artículo de primera necesidad sobre el que descansa una nación: la literatura difunde el saber entre los seres humanos que conforman la república.
Pero la literatura no es sólo pedestal, es también medicina que alivia cualquier dolencia del ser. Por ello, se acostumbraba en el siglo XIX a colocar en la entrada de las bibliotecas un letrero que decía “Farmacia del Alma”: por la lectura se consigue un viaje al centro de uno mismo, hurgando inquietudes, sueños y pesadillas.
La literatura no es sólo pedestal ni medicina; es además espejo por el cual una sociedad se ve a sí misma, fomentando la reflexión y discusión acerca de su existencia.
La literatura no es sólo pedestal ni medicina ni espejo; es más, es el mundo mismo que cabe dentro de sus páginas y que nos hace correr el riesgo de pasar sus hojas y perdernos entre sus líneas...
No se puede mantener un criterio desarrollista en una transformación social en la cual se pretende exaltar el ser por sobre el tener, que es lo que busca por esencia toda revolución socialista. Un investigador de la literatura, que no es más que un investigador de los resortes ocultos de la existencia de las comunidades, no es menos importante que un ingeniero de petróleo o un técnico en telecomunicaciones. Ambos ayudan a la formación material y espiritual de la nación. Desarrollando sólo la producción no vendrá por añadidura el fortalecimiento de los valores. La riqueza no hace por sí misma espiritualmente buena a una persona o sociedad. Sólo en el crecimiento integral se podrá pensar en un verdadero país desarrollado.
Hace años, recién salido de bachiller, una persona me dijo que estudiara literatura en vez de ingeniería pues, según su consejo, ganaría más. Hoy, después de tantos años, le doy enteramente la razón...

13 comentarios:

  1. Anónimo11:34 a.m.

    Hola diego, un placer saludarte despues de haber leido tus lineas, veo con otro lente el acontecer cotidiano de nuestro pais.
    tus comentarios acerca de la entrevista no podia ser más acertada por el momento histórico que vivimos politicamente donde todos los venezolanos y por que no el mundo entero nececitamos fortalecer nuestra espritualidad y que mejor armamento para eso que la literatura.
    Exitos y sigue adelante. Saludos

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  2. Anónimo12:09 p.m.

    Te felicito Diego, es fundamental el crear una sociedad de valores, con un conocimiento profundo de la cultura, tu das en el clavo con este artículo lleno de verdades, el mirar para solo obtener riquezas olvidando la parte humana de las sociedades, no conduce a nada positivo, más el crear valores y un amor por la cultura permiten generar unas bases solidas de desarrollo humanista que seguro estoy llevará al exito en la generación de riquezas humanas y materiales....

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  3. Anónimo8:19 p.m.

    Hola Diego
    Entre lineas y frases se tejen nuevos retos para la construcción de una sociedad que busca el reencuentro con su mundo. Des de la perspectiva de tu reflexión invita a mirar desde otro ángulo lo que significa hacer política estrategica en un sistema que orienta y fomenta la formación de la sociedad...

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  4. Anónimo9:59 a.m.

    Burros enzapataos
    Cuando escuché por primera vez el comentario realizado por el Presidente de Fudayacucho me quedé en una sola pieza, sobretodo porque yo tuve la oportunidad de haber participado de los planes de esta institución en la época anterior al gobierno actual, y en aquél momento criterios como el que esbozó Jorge Arreaza eran parte de una política encubierta, o mejor dicho eran el sustrato de una ideología dominante que determinaba todo el accionar del estado venezolano.
    Sin embargo, aunque en la época del 2do CAP, cuando fuí seleccionado para cursar estudios de pregrado en Europa, se nos dieron cursos de inducción que privilegiaban el estudio de carreras tecnocráticas como ingeniería, economía, administración de empresas (propias de las políticas neoliberales que se habían impuesto en ese momento), no se despachaba de forma tan ligera y superflua la importancia de los estudios humanísticos y culturales; no en valde Leopoldo López Gil, eterno director de Fundayacucho en los gobiernos de CAP, era y sigue siendo un importante promotor cultural de las élites dominantes del país (eso que suelen llamar la oligarquía criolla; y en su administración se permitió, aunque no se auspició, que becarios de Fundayacucho cursaran estudios de música, literatura, filosofía, arte y muchas otras disciplinas del área humanística.
    Lo anterior se explica, quizás, por la conciencia que tiene la cultura moderna occidental de la importancia de que sus élites, amén de dominar los aspectos técnicos y científicos del conocimiento para garantizar su condición de clase dominante, saben también que esta condición de élite conlleva una responsabilidad, y por lo tanto deben auspiciar también un grupo de intelectuales que conozcan, como dice Diego, el sustrato, o fino entretegido que constituye el alma de un pueblo, su acervo y su tradición; esto les garantiza una identidad propia y además la posibilidad de poder prever y anticipar el comportamiento de las personas en determinadas situaciones, pues normalmente lo pueden contrastar con los datos que recaban de su historia y de sus manifestaciones literarias y artísticas, esto es, de su cultura.
    Es decir, el estudio de las humanidades se convierte en un instrumento más de dominio.
    Por esa razón, en un movimiento político que pretende rescatar el hombre, y la identidad del pueblo venezolano, y colocarlo al centro de los intereses, liberándolo de la voluntad de dominio del primer mundo occidental, asombra que se deseche de forma ingenua el estudio de la tradición cultural, que no es otra cosa que el estudio de la literatura, el arte, la historia, el pensamiento filosófico, político y social de un grupo particular como puede ser el pueblo venezolano.
    Pues si se pretende realmente alcanzar autónomía e independencia se necesita tener un grado muy alto de conciencia de qué somos, de dónde provenimos, como reaccionamos ante determinadas situaciones, cuáles son nuestros deseos, anhelos y gustos; qué nos hace reir y llorar; por qué nos conmovemos y qué nos hace enorgullecernos de quienes somos; y eso, querido amigo Arreaza sólo lo podrá encontrar en la literatura, no en el petróleo ni en los números macro y micro de la economía.
    El desarrollo endógeno que tanto cacaréan debería comenzar por promover el estudio, el rescate, la conservación y la promoción de nuestro acervon cultural. Necesitamos investigadores en literatura, en música (como el maestro Abreu creador del sistema de orquestas infantiles que tanto les enorgullece y usan para promocionar el país), en arte, en historia y en todas las disciplinas humanísticas.
    Lo último sería por qué becas en el exterior para estudiar nuestra propia cultura. Primero, porque la capacidad de ver con claridad hacia adentro se logra mejor desde el extrañamiento que significa salir del propio país y verlo con los ojos de la distancia, mediado por el cristal de una cultura diferente, con valores y sistemas de creencias y deseos diversos, esto crea la posibilidad de salir de la alienación que representa la propia cultura como ideología dominante, como pensaba Gramsci o como propone el propio Marcuse en el Hombre Unidimensional, por mencionar dos pensadores de izquierda.
    Y en segundo lugar, por una razón que aunque triste es verdad, los mejores centros de investigación sobre nuestras tradiciones culturales, paradójicamente se encuentran fuera, y debemos asistir a estos para contrastar cómo se nos ve y se nos piensa desde fuera, desde ese primer mundo que tanto se desprecia, pero que paradójicamente tanto se anhela emular, en sus tradiciones e instituciones.
    Yo, particularmente saludo esta iniciativa de Diego y lo felicito, deseo que siga adelante con su visión crítica, señalando lo bueno y lo malo que tiene la vida, para que así algunos, los que tenemos la oportunidad de leerlo y conversar con él sigamos reflexionando y participando de sus intereses y emociones.
    Salud.

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  5. Anónimo9:48 p.m.

    Que bueno! Ojalá aprendieramos a ser que digo ricos, multimillonarios en riqueza literaria así aprenderiamos a valorar más la vida a deleitarnos de la gota de agua que cae saltarina de una hoja a otra a pensar y repensar nuestro mundo, en fin a existir.
    Que broten los ríos en los desiertos!
    MS

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  6. Quizás ésta sea un eterno batallar entre el ser y el tener. ¿Quién no recuerda la cara de sorpresa y perplejidad que ponían nuestros padres cuando les decíamos en plena edad del "mal sudor" que no queríamos estudiar ni Derecho, ni Medicina, ni mucho menos Ingeniería? El diámetro de la boca y de los ojos de nuestros padres aumentaba hasta el infinito cuando soltábamos la frase: "Estudiaré Letras". En esa heróica pose de muchacho rebelde se nos iba, según nuestros padres, el futuro soñado de ser "alguien en la vida". Sin carro ni casa eres un don nadie. Un verdadero cambio ocurrirá en esta sociedad cuando las escuelas de letras estén abarrotadas de estudiantes y en sus pasillos deambulen bachilleres sin cupo exigiendo una oportunidad para la vida. Quizás el mismo cambio social se note cuando en los avisos de empleo que publican los organismos públicos no incluyan la degradante frase "Se solicita muchacha de buena presencia". No perdamos la esperanza...

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  7. Anónimo6:37 p.m.

    "No se necesitan mas libros que el Coran" dijo alguien una vez, mientras quemaba las bibliotecas. No son necesarios mas literatos de los que ya tenemos, dicen algunos hoy.

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  8. Anónimo10:49 p.m.

    Con todo respeto, creo que la labor de FUNDAYACUCHO ha sido muy fuerte y adecuada en e último año. Arreaza se referió a que en materia de postgrados en el exterior sólo se financian áreas que bno estén desarrolladas en Venezuela, muy vinculado a las áreas científicas gracias a la tecnología y los laboratorios. Igual que Arreaza, creo que la nuestro país es un potencial en las áreas humanísticas, ni que decir en literatura, artes, letras. Eso, amigos, debe estudiarse y desarrolarse en el país. Aquellos pichones de literatos que creen que eso se debe estudiar en el exterior y que además se los debe financiar el Estado, definitivamente subestiman la fuerza de nuestra cultura y literatura endógena. Que vengan más bien de otros países a aprender y aprehender de las Humanidades en Venezuela.Pero incluso se que la gestión de Arreaza está logrando convenios con el Ministeriod e la Cultura y con Universidades Puntuales en América Latina y el Caribe para financiar estudios de éstas áreas. Supongo que si en Fundayaucho tuvieran para dar 1 millon doscientas mil becas, le darían por igual a todas las área,s pero si tienen para 15 mil becas tienen necesariamente que priorizar aquellas que garanticen salud, eduación, ingenierías, economía para el cambio del modelo, comunicación. Mientras que nosotros, los lietratos, más bien deberíamos prponerle a Fundayacucho y al MES que nos permitan ser voluntarios en la proyección y enseñnza de nuestra cultura en el país. Sin duda me resulta difícil ver a veces como se descontextualizan cosas y se dañan gestiones innovadoras, mientras tal vez callen ante situaciones realmente graves.

    Alfredo Salas, Maracay

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  9. Anónimo10:31 a.m.

    Ante el último comentario del amigo Alfredo Salas.
    Sin ánimo de entrar en polémica, (como dice Anibal Nazoa en sus obras incompletas)no se trata de desmerecer o descalificar la gestión de Arreaza al frente de Fundayacucho, si estábamos escuchando la entrevista en que soltó la frase que ha sido objeto de la crítica que señaló Diego y las réplicas que aquí se han dado, es porque nos interesan las políticas educativas, culturales, también científicas y tecnológicas que emprende el Estado.
    Nos interesa el país.
    Estoy de acuerdo en que en Venezuela existe una gran riqueza cultural, y que al igual que otros países latinoamericanos, le hemos dado al mundo en los últimos años, de lo mejor de la producción artística, literaria y cultural que se ha podido apreciar.
    Sin embargo, cuándo se habla de ir al exterior a estudiar o investigar sobre literatura, o estudios culturales en general, no se trata de ir a aprender a ser escritor o artista, pues lamentablemente eso no se aprende en ninguna parte como siempre le digo a mis alumnos; lo que se puede aprender son algunas técnicas y recursos en el uso del lenguaje, y eso quizás la mejor forma de aprenderlo es leyendo directamente a los maestros, es decir a los grandes autores.
    Cuando se habla de financiar en el exterior el estudio de la literatura o de la cultura venezolana se trata de la investigación, estamos hablando de investigadores que desde fuera revisan nuestra producción.
    El detalle y la importancia de hacerlo desde centros de estudio internacionales radica en el hecho de que para hacer investigación hace falta metodología, y como sabe cualquiera que se dedique a esto, no existe un método exclusivo que detente la verdad absoluta, cada escuela de pensamiento produce diversos horizontes epistemológicos, es decir, diversas formas de aproximarse al objeto de estudio; y estas escuelas de pensamiento se desarrollan entorno a diversos centros de pensamiento bien por la tradición académica que los engendra, bien por la presencia de determinados personajes que son determinantes en la orientación del pensamiento.
    De esto se trata, la literatura venezolana como corpus de estudio sigue siendo uno, y se produce, y se seguirá produciendo en Venezuela, las formas de aproximarse a ella para entenderla son múltiples, y dependiendo del enfoque que se utilice se hallarán resultados de diversa raigambre y que arrojarán datos de interés para la comprensión del venezolano. Por eso asistir a centros de investigación en universidades del exterior, porque el enfoque que desde esos centros se realiza de nuestra literatura es diferente al que producimos nosostros desde acá; y al mismo tiempo no es igual estudiar e investigar a Venezuela desde la UNAM en México que desde la UBA en Argentina, o desde la Complutense en Madrid; y desde cada uno de esos centros se podrán encontrar resultados muy variados y diversos que son importantes para la comprensión de nuestro quehacer cultural.
    Esto último como antes expuse, es de vital importancia para el país y por lo tanto debe ser una polítca de Estado.
    Para finalizar, sólo quisiera decir que el criterio de que existen áreas de vital importancia para el desarrollo del país, y otras que no lo son tanto, es un dislate, y el pensar que estamos sumamente desarrollados en ciertas áreas y muy atrazados en otras, es otro. Un país no se desarrolla por pedazos, y cuando así lo hace lo que ocurre es el surgimiento de élites que tienden a la división y a favorecer su grupo.
    Cuando pertenecí al Programa Galileo de Fundayacucho era parte de una élite y esto era producto de una política de estado, y soy consciente de ello, es más, lamentablemente sigo siendo parte de una élite, pues formo parte del reducido grupo de venezolanos con estudios superiores de cuarto y quinto nivel. Lo que deseo para mi país es que el conocimiento deje de ser propiedad de unos pocos y el acceso a éste se democratice, independientemente de los intereses individuales de quien quiera estudiar, sin imponer camisas de fuerza o favorecer ciertas áreas por encima de otras.
    Si los convenios con universidades latinoamericanas que menciona Alfredo Salas se están dando, bienvenidos, esa es la vía correcta. Sólo se debe cuidar el lenguaje y lo que se dice en un medio de comunicación nacional, pues huelgala acusación de descontextualización de lo dicho, ya que el comentario que realizó Jorge Arreaza lo escuchamos muchos, y al menos Diego y yo sabemos lo que escuchamos.

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  10. Si "Venezuela no necesita de literatura" es porque el señor Arreaza quiere ser astronauta

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  11. Anónimo12:25 p.m.

    Si, claro que Venezuela no necesita de la literatura, pero cuando esta adquiere un renombre por su sistema de orquestas nacionales juveniles, producto de la cuarta y que atiende otro de los pilares de la cultura, como lo es la musica; los advenidizos estos no pierden el tiempo ponerle el adjetivo "bolivariana".

    Pobre Venezuela, parece que tus hombres dignos te han olvidado. Viva AD!!!!

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  12. "Escribimos para vivir, para no morirnos. Nuestra respiración se expresa en palabras, y por eso ansiamos ser leídos. La obra literaria se realiza y se completa sólo en el acto de la lectura. Este insignificante escritor latinoamericano que habla, Señor Presidente, simplemente procura explicar –explicándose– el tiempo y el lugar en los que vive y produce su obra.

    Pero también sabe que no hay peor violencia cultural que el proceso de embrutecimiento que se produce cuando no se lee. Una sociedad que no cuida a sus lectores, que no cuida sus libros y sus medios, que no guarda su memoria impresa y que no alienta el desarrollo del pensamiento, es una sociedad culturalmente suicida. No sabrá jamás ejercer el control social que requiere una democracia adulta y seria. Que una persona no lea es una estupidez, un crimen que pagará el resto de su vida. Pero cuando es un país el que no lee, ese crimen lo pagará con su historia, máxime si lo poco que lee es basura, y además la basura es la regla en los grandes sistemas de difusión masivos.

    Un país así, desdichadamente, puede estar caminando alegremente y sin saberlo hacía su propio funeral como nación. Yo pienso que los narradores argentinos, en general, sabemos que esto es así y es por eso que estamos empeñados en escribir lo que escribimos."

    Mempo Giardinelli, discurso al recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, 1993.

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  13. Omar E. González R1:44 p.m.

    En cierto modo Jorge Arreaza quizás tenga razón. Basta con leer y apreciar la sensibilidad literaria en algunos de los comentarios aquí publicados, incluyendo lo escrito por Diego, y solo queda convenir que en el campo de la Letras realmente poseemos un gran caudal de riqueza.
    Estoy impresionado

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