El poeta Andrés Eloy Blanco, en uno de sus tantos artículos periodísticos, habló alguna vez de la manera peculiar de la escritura de las vallas y avisos que decoran las ciudades y que llamó, con sonrisa irónica, «la ortografía urbana». Esta especie de gramática paralela a las normas difundidas por la Real Academia Española –según el poeta– representa un choque entre lo aprendido en la escuela y lo leído en la calle, entorpeciendo la enseñanza y la conquista de una lengua fundada en la corrección.
Decía el poeta que la mayoría de los anuncios y muestras comerciales adolecían de una “paupérrima preparación gramatical o de ridícula manía extranjerista” y, aunque esta última posea una “función evocadora de viajes” y a la primera “sólo pueda perdonársele en cartas de amor”, Andrés Eloy Blanco abogaba por la creación de inspectores de avisos que deambularan por las calles de la ciudad remendando los entuertos de la ortografía urbana. Cumplo entonces la voluntad del poeta y desempeño el oficio de inspector. Inicio el recorrido por un taller mecánico. Allí un gran cartel anuncia: “centro automotriz”. Vemos que en la palabra automotriz la desinencia –triz caracteriza a lo femenino y singular, como actor / actriz, emperador / emperatriz. Si la palabra centro es masculina por el artículo que podamos antecederle (el centro), entonces debemos concordar en género las dos palabras. La frase correcta, masculinas sus dos palabras, debe ser: el centro automotor. Continúo la travesía y observo un letrero: “Su cartera será visualizada al salir del negocio”. ¿Será que los negocios tienen ahora «videntes» que lo detendrán a usted en la puerta del local y con un esfuerzo que se evidenciará en su cara fruncida intentarán imaginar el contenido de su cartera? «Visualizar» es «imaginar algo que no se tiene a la vista». Sería: «Su cartera será revisada al salir del negocio». Cansado por el ajetreo, voy a beber un refresco; por costumbre y necedad alzo la vista para observar el anuncio del local y leo: “Caféteria Juventud”. Sabiendo que resulta en extremo difícil encontrar un acento en los anuncios, puesto que parece ser su hijo odiado, aquí la persona que elaboró el anuncio tuvo la buena intención de utilizarlo, pero olvidó que la raíz café traslada su acento al hiato –ía. Así: cafetería. Igualmente: panadería, carnicería. Por mi parte, desisto continuar este paseo ortográfico. Cedo a usted mi puesto.
Decía el poeta que la mayoría de los anuncios y muestras comerciales adolecían de una “paupérrima preparación gramatical o de ridícula manía extranjerista” y, aunque esta última posea una “función evocadora de viajes” y a la primera “sólo pueda perdonársele en cartas de amor”, Andrés Eloy Blanco abogaba por la creación de inspectores de avisos que deambularan por las calles de la ciudad remendando los entuertos de la ortografía urbana. Cumplo entonces la voluntad del poeta y desempeño el oficio de inspector. Inicio el recorrido por un taller mecánico. Allí un gran cartel anuncia: “centro automotriz”. Vemos que en la palabra automotriz la desinencia –triz caracteriza a lo femenino y singular, como actor / actriz, emperador / emperatriz. Si la palabra centro es masculina por el artículo que podamos antecederle (el centro), entonces debemos concordar en género las dos palabras. La frase correcta, masculinas sus dos palabras, debe ser: el centro automotor. Continúo la travesía y observo un letrero: “Su cartera será visualizada al salir del negocio”. ¿Será que los negocios tienen ahora «videntes» que lo detendrán a usted en la puerta del local y con un esfuerzo que se evidenciará en su cara fruncida intentarán imaginar el contenido de su cartera? «Visualizar» es «imaginar algo que no se tiene a la vista». Sería: «Su cartera será revisada al salir del negocio». Cansado por el ajetreo, voy a beber un refresco; por costumbre y necedad alzo la vista para observar el anuncio del local y leo: “Caféteria Juventud”. Sabiendo que resulta en extremo difícil encontrar un acento en los anuncios, puesto que parece ser su hijo odiado, aquí la persona que elaboró el anuncio tuvo la buena intención de utilizarlo, pero olvidó que la raíz café traslada su acento al hiato –ía. Así: cafetería. Igualmente: panadería, carnicería. Por mi parte, desisto continuar este paseo ortográfico. Cedo a usted mi puesto.